Columnas y artículos de opinión por Juan Segura. Vídeos producidos por el autor. Reflexiones y meditaciones sobre el evangelio de los domingos.
martes, 13 de noviembre de 2012
¿CÓMO RESPONDE LA IGLESIA ESPAÑOLA A LA CRISIS?
-Invirtió 250 millones de euros en sus distintos programas sociales; 2/3 proceden de donaciones voluntarias; 1/3 restante, de las ayudas públicas.
-Las donaciones privadas aumentaron un 3,48% con respecto a 2010.
-1.804.125 personas, en situación de necesidad, fueron atendidas dentro de España.
-En el quinquenio 2007-2011 ha invertido cerca de 1.150 millones de euros.
-Cáritas cuenta con 64.251 voluntarios, un 4% más que en 2010.
Esto es realidad pura, habas contadas. ¿Quién da más? Nadie. ¿Quién aporta más? Nadie. Conforme crecen las necesidades, crecen también los ingresos y los voluntarios. Esto muestra que la Iglesia en España está viva y más que viva. Que es la que más se aprieta el cinturón, la que más ofrece y la que más atiende. La propia Conferencia Episcopal entregó un donativo extra de cinco millones de euros a Cáritas. Resaltamos también que Cáritas ha reducido al mínimo sus gastos de administración (6,3 céntimos de cada euro que recibe). Estamos satisfechos y orgullosos de la conciencia social de los cristianos en España y desearíamos que todo esto no fuera necesario. Pero lo es y Cáritas y la Iglesia están comprometidas hasta la médula con la sociedad española y sus necesidades. Se puede ver el informe más detalladamente en el extracto que hacía "Iglesia en Zaragoza", cuya imagen acompaña estas letras. Información completa en www.caritas.es.
miércoles, 30 de mayo de 2012
ALFREDO Y EL IBI. CRITICA, QUE ALGO QUEDA

Pueden ustedes simpatizar con quienes quieran y no hacerlo con quienes no les salga, pero, al menos, déjennos hacer sin molestarnos. Si
domingo, 31 de octubre de 2010
PENSAR DOS VECES ANTES DE HABLAR DE INMIGRACIÓN
![]() |
Todo ser humano poseela misma dingidad, pues Dios lo ha elegido para la vida como imagen suya, y Jesucristo se encarnó y murió por él |
viernes, 18 de junio de 2010
CRISTIANOS CONTRA LA CRISIS
miércoles, 30 de septiembre de 2009
SOBRE CRISIS Y MEDIDAS, SIERVOS Y AMOS
La impotencia de Zapatero y su Gobierno para afrontar la crisis en España es pantente y manifiesta. Lo patético es cómo quiere encaminar la salida, apretándonos más ya no el cinturón, sino la garganta a españoles e inmigrantes, clases medias y bajas.
Cuando no se quiso reconocer que había una crisis, no se pusieron manos a la obra para prevenirla; gastaron sus esfuerzos en que sus medios informativos no hablasen de crisis sino de “desaceleración” porque el crecimiento de nuestra econocmía bajaba más y más pero aún daba cifras positivas. Cuando la tendencia se invirtió, se empezó a reconocer una crisis que, según ellos, tendría menor impacto que en el resto de la zona euro. Cuando el empleo comenzó a destruirse al ritmo de 10.000 puestos díaros y los autónomos de pequeñas y medianas empresas tuvieron que cerrar en masa, el zapaterismo reaccionó con echar mano a las arcas del Estado y a la política del subsidio, pero medidas cero para la creación de empleo. La última etapa de este via crucis hasta el momento es la aplicación de la medida de subir los impuestos. Más concretamente, de castigar el consumo y el ahorro. ¿El ahorro es un instrumento que tienen las clases medias para prevenir el futuro más próximo y tratar de mantenerse en pie? Pues se castiga con una retención que pasa del 18 al 21%. ¿El consumo es la única arma contra de deflación del 1% en que nos encontramos para favorecer el empleo? Pues se castiga también subiendo dos puntos el IVA (del 16 al 18%) y gravando en otros 15 céntimos la gasolina, lo que hará subir los precios de las mercancías y de los abastos de hortalizas, carnes y pescados, al subir el coste de los transportes. Y podemos sentirnos satisfechos al ver a la ministra de economía reconocer en público que la presión va a recaer sobre las clases medias porque son las clases que conforman el grueso de las aportaciones tributarias en nuestro país. ¡Bravíssimo, ministra!
Mirando hacia adentro, pues hombre, no van a congelar el sueldo de los funcionarios porque eso está mal visto ya que fue lo primero que hizo el PP cuando tuvo que afrontar una situación económica mucho más leve que ésta. Deciden, entonces, que les subirán un 0,3. Pero como la deflación es del -1%, resulta, realmente, una subida de 1,3%. Ya he visto a dos funcionarios estos días frotándose las manos al ver cómo aumenta su poder adquisitivo: con precios más bajos, su sueldo sube. En la otra cara de la moneda, está la bajada de sueldos. Varios amigos míos que antes de pasar por el paro cobraban 1.200-1.300 euros, después de dejar las listas del inaem sólo han encontrado trabajo por 800 ó 900. Y eso el que ha logrado encontrarlo.
El pequeño ahorrador que tiene un plazo fijo o una simple cuenta en el banco, cuando recibe los intereses recibe también una retención del 18%, que ahora va a ser del 21%. Ajo y agua. Porque, por lo que me he enterado estos días, existen unos fondos casi “benéficos” para el Estado, creados por Felipe González, para ciertos ahorradores con la intención de que no sean evadidos de España, y cuyas plusvalías sólo están gravadas al 1%. Y ésos no los han tocado. ¿Quién tiene acceso a esos fondos? Pues parece ser que no todos, sino los que ponen hasta ciertas cantidades que están al alcance de muy pocos.
¿Y el Impuesto sobre la renta? A los del partido gobernante se les llena la boca hablando de solidaridad, de cobertura social, de que pague más el que más tiene, de que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley. Bueno, parece ser que se callan algunas excepciones. Porque, según me he enterado también últimamente, los Diputados y Senadores no pagan IRPF; es decir, sus sueldos están libres de impuestos. ¿Solidaridad? No sé, pero a ver si empiezan por ellos mismos y nos anuncian que van a pagar lo que les corresponda según el baremo que nos aplican a los demás, pues, además, todos o casi todos los miembros del Gobierno pertenecen al Congreso de los Diputados. Y yo me oigo muchas veces eso de que hay que predicar con el ejemplo. Pero no sólo yo, sino también los demás. Y los que están con responsabilidades públicas, con mayor razón.
Hablando de responsabilidades públicas y solidaridad. ¿Saben ustedes que los señores funcionarios de un Estado que posee un sistema de Seguridad Social público –defectible, pero público- paga anualmente a cada uno de ellos un seguro social privado en el que les entra desde una consulta, pasando por una receta, hasta cualquier estancia en clínicas privadas incluidas las intervenciones quirúrgicas? No sé cuánto le costará eso al Estado, pero teniendo en cuenta el grandísimo número de funcionarios de nuestro país y las tarifas enormes de las compañías aseguradoras, debe ser una millonada de euros. Para ellos no hay listas de espera, ni doce horas en urgencias, ni tres meses esperando una intervención o un año para que te vea un especialista o para que te hagan una resonancia magnética. El privilegio es notable, ¿no? Pues ¿por qué no lo eliminan y dedican su gasto al gasto social de verdad?
En la parte contraria están los grupos más desfavorecidos. Si pensamos que Rajoy es peor que Lepin en cuestión de xenofobia, Cáritas acaba de denunciar un proyecto de ley que ha preparado el Gobierno del que se extrae la idea de que parte de la culpa de la crisis actual es de los inmigrantes, por haber venido aquí a trabajar, rebaja su dignidad como personas y criminaliza a los ilegales. Más de cien asociaciones han firmado ya un manifiesto en contra de esa ley.
martes, 30 de septiembre de 2008
CRISIS, INMIGRACIÓN Y HUMANISMO CRISTIANO
hablando. Según casi todos los analistas, la crisis económica podría durar
hasta tres años. Ya estamos viendo a qué velocidad se destruyen puestos de
trabajo. La cosa empezó con el sector de la construcción, pero ahora está ya
en la industria; las malas cosechas del final de la temporada han hecho
extensiva la pérdida de empleo también al sector primario, con el descenso que
conlleva en el índice de temporeros que recogen la uva y los últimos frutos de
la temporada estival.
Mientras las afiliaciones a la Seguridad Social decrecen y las cotizaciones de
los trabajadores se reducen proporcionalmente, aumenta el número de parados
y se prepara un momento difícil de convulsión social. Y en este mare magnum
del desempleo, hay ciertos grupos verdaderamente más vulnerables. Uno de
ellos es, sin duda, el de los inmigrantes. Tanto es así que la primera medida
que adoptó el Gobierno español para contrarrestar la crisis fue favorecer el
regreso de inmigrantes a sus países de origen. Pero, en muchos casos, la
crisis llueve sobre mojado. Y esto es así porque no hace sino agravar una crisis
que, para muchos, había comenzado ya tiempo antes ya que fueron los
primeros que perdieron su empleo. Y ahora se encuentran sin el trabajo y sin el
derecho al paro porque ya lo han agotado. Me refiero a miles de trabajadores
inmigrantes que son mano de obra no cualificada y vagan entre las
subcontratas y las empresas de trabajo temporal (ETT) con contratos de una
semana o de quince días. Y es que –no nos engañemos- no hay igualdad de
oportunidades para todos. Entre dos aspirantes a un mismo empleo, uno
nacional y otro extranjero, el inmigrante tiene todas las de perder. Nadie
confiesa ser racista, pero muchas veces se actúa con un racismo no declarado
aunque camuflado detrás de nuestros actos.
Seguro que muchas personas verán justificable que el extranjero no goce de
las mismas oportunidades que un trabajador nacional en paro. Mucha gente
piensa que “son antes los de aquí”. Y muchas personas sucumben a la lógica
del planteamiento. Pero se trata, en sí, de una idea que encierra una gran
perversión. Es tanto como decir que hay personas de primera y de segunda
categoría; que hay ciudadanos que merecen trabajar por encima de otros; que
todos no tenemos los mismos derechos porque todos no somos iguales; que
unos tienen derecho al menú y los otros, a las sobras; que preferimos un tipo
de personas sobre otras. Es, por tanto, una idea que consagra una
discriminación injusta que no considera iguales a todos los seres humanos.
El humanismo cristiano nos ayuda a centrar el tema. Éste considera a cada
ser humano un hijo de Dios, con la misma dignidad que todos sus semejantes.
La palabra “semejantes” expresa ya ese contenido de igualdad. Dios no
prefiere a unos hijos sobre otros; sí el amor humano, pero no el de Dios, que
nos considera a todos con el mismo amor porque Él mismo es el amor perfecto.
San Pablo escribe que, desde la fe en Jesús, ya no hay distinción entre
nacionalidades o entre razas: “Todos sois uno en Cristo Jesús”. Y escribe una
carta a Filemón en la que le devuelve a Onésimo, esclavo que le había
prestado a su servicio, en la que le pide que ya no lo considere como tal, sino
“como un hermano muy querido” (Fil 16). Eso tratándose de un esclavo, no de
un “semejante”. Por otra parte, si alguna preferencia tiene Dios por sus hijos es
por los más débiles e indefensos. La Iglesia, en su acción, ha tenido siempre
presente esa opción preferencial por los más pobres. Y el colectivo inmigrante
no cuenta ni con las personas ni con los recursos de apoyo con los que puede
contar un nacional. Así que sería deseable que ningún cristiano hiciera alarde
de pensar que los españoles tenemos preferencia sobre los inmigrantes para el
empelo y las oportunidades.