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martes, 13 de noviembre de 2012

¿CÓMO RESPONDE LA IGLESIA ESPAÑOLA A LA CRISIS?

Para los no enterados, habrá que decir que Cáritas es la Iglesia y que la Iglesia es Cáritas; pero Cáritas es la parte más social de la Iglesia, pues la Iglesia, como tal, aporta mucho más que Cáritas a la sociedad española. Pues bien, Cáritas acaba de hacer pública la memoria de 2011. Destaquemos algunos datos que contiene:

   -Invirtió 250 millones de euros en sus distintos programas sociales; 2/3 proceden de                 donaciones voluntarias; 1/3 restante, de las ayudas públicas.
   -Las donaciones privadas aumentaron un 3,48% con respecto a 2010.
   -1.804.125 personas, en situación de necesidad, fueron atendidas dentro de España.
   -En el quinquenio 2007-2011 ha invertido cerca de 1.150 millones de euros.
   -Cáritas cuenta con 64.251 voluntarios, un 4% más que en 2010.

Esto es realidad pura, habas contadas. ¿Quién da más? Nadie. ¿Quién aporta más? Nadie. Conforme crecen las necesidades, crecen también los ingresos y los voluntarios. Esto muestra que la Iglesia en España está viva y más que viva. Que es la que más se aprieta el cinturón, la que más ofrece y la que más atiende. La propia Conferencia Episcopal entregó un donativo extra de cinco millones de euros a Cáritas. Resaltamos también que Cáritas ha reducido al mínimo sus gastos de administración (6,3 céntimos de cada euro que recibe). Estamos satisfechos y orgullosos de la conciencia social de los cristianos en España y desearíamos que todo esto no fuera necesario. Pero lo es y Cáritas y la Iglesia están comprometidas hasta la médula con la sociedad española y sus necesidades. Se puede ver el informe más detalladamente en el extracto que hacía "Iglesia en Zaragoza", cuya imagen acompaña estas letras. Información completa en www.caritas.es.



miércoles, 30 de mayo de 2012

ALFREDO Y EL IBI. CRITICA, QUE ALGO QUEDA



Me da pampurrias cada vez que tengo que hablar de los mismos y situarme a la defensiva, pero si lo tengo que hacer es porque hay ataques, y ataques injustificados y antidemocráticos. ¡Ya es hora de que nos dejen vivir en paz, de que nos respeten y de que se entren en lo suyo y, simplemente, acepten la pluralidad democrática de nuestro país! Están en el Gobierno, pues atacan a la Iglesia. No están en el Gobierno, pues la atacan igualmente. Señores de las izquierdas plurales, llámense como quieran: acepten de una vez que hay un grueso importante de gente cristiana y católica en la sociedad española, que sirve a esa misma sociedad y se ocupa de labores sociales insustituibles hoy por hoy y que quiere centrarse en eso y sólo en eso. Dejen que esa gente tenga libertad de conciencia, crea en lo que quiera creer y vote a quien quiera votar. Ya está bien. Déjennos concentrarnos en lo que nos queremos concentrar y dejen de actuar como el perro del hortelano, que ni hace ni deja hacer.

Si no les parecen justos o actuales los acuerdos del Estado Español con la Santa Sede del año 79, pues lleven una moción al Parlamento para actualizarlos y acaten el resultado de la votación. Pero dejen ya de meter el dedo en el ojo ajeno y de tocar las narices.

La Iglesia española es la mayor ONG. del país. Según los propios datos que maneja, su acción social ahorra al Estado cuarenta mil millones de euros anuales. ¿Quién da más? Tan solo un euro de cada cuatro que invierte en la sociedad proviene de fuera (subvenciones, cuota del IRPF, activos financieros, etc.); los otros tres euros (75% del gasto) lo ponemos los propios fieles mediante donativos, colectas, cuotas de suscripción, legados, etc. ¿Les parece poca nuestra conciencia social y nuestra aportación a la sociedad española? ¿Puede decir su partido, sus juventudes, sus organismos que hacen siquiera algo parecido con su dinero y que benefician de forma siquiera aproximada a nuestra sociedad?


Pueden ustedes simpatizar con quienes quieran y no hacerlo con quienes no les salga, pero, al menos, déjennos hacer sin molestarnos. Si la Cruz Roja no paga I.B.I. por su aportación a la sociedad; si las ONG. tampoco lo hacen, ni partidos políticos, ni sindicatos, ni edificios públicos, ni embajadas, ni otras asociaciones sin ánimo de lucro (que no aportan ni parecido a lo que aporta la Iglesia a la sociedad española), ¿por qué la Iglesia quieren que lo pague? ¿No está pagando el I.B.I. y muchísimo más que el I.B.I. sin pagarlo?

Patético resulta el razonamiento del secretario de organización cuando alega que si todos los ciudadanos estamos haciendo un esfuerzo ante la crisis, que también lo haga la Iglesia. Pero ¿quiénes se han creído que son? Si desde los ayuntamientos (también desde los suyos) nos están enviando diariamente a Cáritas a toda la gente que ellos no pueden asistir, ¿con qué fuerza moral hablan así? Cáritas ha multiplicado su acción en los últimos años porque se ha multiplicado el número de personas que acuden a nuestra institución pidiendo ayuda, Ayuda que sus instituciones públicas no garantizan y que asumimos los cristianos con nuestras aportaciones. Porque ¿saben?: Proporcionalmente al ascenso en el número de casos y de personas atendidas, han subido y se han multiplicado los ingresos. De modo, que, a mayores necesidades, mayores recursos económicos para remediarlos.

Lo mismo podemos decir de los comedores sociales de la Iglesia, de los centros de acogida a transeúntes, de las ayudas a familias para el alquiler, la alimentación, los servicios de luz y de agua... Ustedes quieren transmitir que la Iglesia vive apoltronada en su comodidad y se lava las manos ante la crisis. Y eso –lo saben muy bien ustedes- es falso y calumnioso. Cualquier español de a pie que hable con sus vecinos lo sabe.

Otro argumento ya muy manido es el de los supuestos privilegios de la Iglesia. Nuestro privilegio son los pobres. Gracias a que ciudadanos como nosotros creemos en lo que nos transmitió Jesús de Nazaret, sabemos compartir y compartimos. Ése es nuestro privilegio, algo que nos da mucha ventaja sobre ustedes, no les quepa duda. ¿O los privilegios no son realmente los que tienen ustedes como políticos: la no tributación de su sueldo; la máxima jubilación asegurada; un sueldo como parlamentarios superior a los tres mil euros dietas aparte...? Y podríamos seguir y seguir. No es de extrañar que algún alcalde de pequeñas localidades aspirase a entrar en el Congreso en las últimas elecciones. No hacen falta otras razones; con los privilegios que tienen, basta. Supriman ustedes los privilegios que les afectan a ustedes como clase política y que les pongan al nivel de todos los demás ciudadanos; después estarán en condiciones de hablarnos a los demás para que hagamos lo mismo, si es que aún nos queda alguno. Mientras tanto, sólo dicen palabras huecas, pura hipocresía que quiere quitar la paja del ojo ajeno conservando la viga en el propio.

Como ciudadano de a pie y con la que está cayendo, yo no entiendo por qué hay 23.000.000.000 para rescatar Bankia y no los hay para rescatar a las familias. De eso deberían ocuparse y no de lo otro.

domingo, 31 de octubre de 2010

PENSAR DOS VECES ANTES DE HABLAR DE INMIGRACIÓN


Todo ser humano poseela misma dingidad,
pues Dios lo ha elegido para la vida como imagen suya,
 y Jesucristo se encarnó y murió por él
En España los periódicos digitales lanzan encuestas acerca de si el personal vería con buenos ojos hacer redadas de inmigrantes ilegales por parte de la policía y proceder a realizar repatriaciones masivas. El debate está ahí y el Presidente francés ha actuado contra los gitanos sin preguntar a nadie. Deportaciones masivas y justificaciones que una gran mayoría aprueba sin pensar dos veces. Mientras, el Papa está apelando ya repetidamente en las últimas semanas al respeto de los derechos de los inmigrantes.

Es verdad que con la crisis y el aumento del paro, está creciendo un sentimiento anti-extranjeros que sólo está naciendo, pero que puede ir a más. Y eso es peigroso; muy peligroso, además de injusto. Está muy cerca de los planteamientos del nazismo alemán de los años 40 del pasado siglo. Ahora mismo hay 300.000 inmigrantes españoles en la UE. Entre ellos se encuentran un primo mío y su familia que, enviado por su empresa, vive y trabaja en Alemania. ¿Qué tal si les dicen por la calle que son unos "extranjeros de mierda", que el paro de su país es por su culpa y "que se vuelvan con su puta madre a su puta casa"?

Pues eso está sucediendo hoy en día, espontáneamente, en las calles de nuestras ciudades. Ya digo, preocupante y peligroso. Es necesario tomar algo de perspectiva y empezar a pensar más en la globalización de la población mundial, en los derechos humanos -de todos los humanos- y menos en las fronteras, en los egoísmos y las hipocresías. Porque, muy probablemente, los que increpan así a los extranjeros tienen un padre, un abuelo o al menos un tío lejano que emigró a Francia o a América huyendo de la miseria, y con eso pudo sacar a su familia adelante. Y como él, muchos otros. Qué pasa, ¿que abro la mano cuando me van a ayudar, pero la cierro cuando me toca ayudar a mí? ¡Ja! No se puede exigir lo que no se está dispuesto a dar. Además, quienes así piensan, suelen aplaudir con sus manos a CR7 (portugués) o a Messi (argentino), mientras con su voz ofenden a los extranjeros de a pie, a los que sobreviven en un mercado de trabajo que nada les favorece y en un ambiente que cada día se les está haciendo más hostil. Incluso, muchos de ellos llevan 8, 10, 12 años aquí, buena parte se han nacionalizado españoles -con lo cual son españoles de pleno derecho aunque tengan rasgos raciales distintos- y han contribuido con sus impuestos y sus cotizaciones a la Seguridad Social -así como los siguen pagando al comprar una simple lechuga o al subirse al autobús- a que la caída en nuestro país no haya sido mayor aún.

¿Papeles para todos? No digo eso. Eso no es posible, pero no lo es porque el mercado de trabajo no lo permite. ¿Abrir las fronteras libremente para que entre el que quiera? Tampoco es posible, por desgracia, porque la riqueza nacional tampoco lo permite. Pero de ahí a descalificar a cualquier inmigrante que ya está aquí, a increparlos por la calle, o a manifestarse abiertamente en contra de todo el colectivo extranjero porque "nos quitan el trabajo", va un abismo además de que es -repito- injusto e irracional.  

Quizás nos toque compensar lo que hemos recibido. ¿O no se han restaurado monumentos, casas de cultura, ayuntamientos, calles, ciudades enteras con los famosos programas "leader" de la UE? ¿Y no se ha promocionado nuestro turismo con el dinero de Europa? ¿O no se subvenciona la agricultura con la PAC desde hace años? ¿O no se han arreglado carreteras y construido autopistas con los dineros del fondo de compensación de la Unión Europea? Seguro que muchos señores y señoras que piensan y hablan así, cercanos a mi edad, bebieron la leche en polvo de los americanos en los colegios públicos. ¿Y ahora venimos con éstas? Vamos, por Dios. Respeta si quieres que te respeten y ponte en el lugar del otro; sólo así podrás comprenderlo. Si no te pones a pensar desde su "yo", saliendo del tuyo, es imposible comprenderlo. Ahí es donde empiezan el respeto y la solidaridad.

viernes, 18 de junio de 2010

CRISTIANOS CONTRA LA CRISIS

No sé muy bien si las gentes que se autoproclaman agnósticas o ateas
lo saben o no, pero Cáritas es la ONG a través de la cual la Iglesia
canaliza su acción social. No es la única. Existen otras ONG cristianas propiamente como Intermón, Manos Unidas, Fundación Federico Ozanám, Obra social de San Vicente de Paúl, y otras. Pero Cáritas es la más emblemática porque es la que promueve la Iglesia “oficial” en España, esa Conferencia Episcopal tan criticada y vapuleada por los políticos que nos gobiernan y sus numerosos medios. También es la
más significativa porque es de implantación internacional. En midiócesis de Zaragoza acaba de cumplir cincuenta años de existencia.

Con motivo de la fiesta del Corpus Christi, Cáritas lanza siempre una campaña, pues ese día celebra colecta extraordinaria en todas las iglesias españolas y, con ese motivo, hace públicas las cuentas de resultados del ejercicio anterior. En Zaragoza diócesis (alrededor de 1.100.000 habitantes), Cáritas ingresó en 2009, prácticamente, 6 millones de euros. De ellos, un 20,31% provino de las Administraciones Públicas. Los cristianos aportamos los otros cinco millones restantes. Los gastos se distribuyen entre la atención a familias, procesos de inserción, cooperación internacional, formación, investigación y sensibilización y otros servicios generales.

Si en el año 2007 se destinaron a ayudas familiares una media de 972€ al día, esa cifra se convierte en 2.274€ al día en 2009. Es decir, casi se ha triplicado, suponiendo un montante de más de 830.000€. Ya vamos viendo por dónde va la crisis y dónde acuden los que lo han perdido todo. En 2009, Cáritas Zaragoza atendió a 5.329 familias en 133 puntos de acogida; un total de 11.319 personas. Se ejecutaron 10 proyectos de Cooperación al Desarrollo en Bolivia y Palestina. Se desarrollaron dos emergencias internacionales en Gaza y Sumatra. La tienda solidaria “La Artesa” vendió 4.328 productos elaborados en los
Centros de Inserción para el Empleo, de Cáritas. Y durante ese año,1.262 personas han ejercido como voluntarios en Cáritas, de los cuales, 179 lo han hecho por vez primera.

Esto son habas contadas y datos reales. Aun así, no dejan de ser números y estadísticas frías. Pero detrás de ellas hay rostros que sufren y rostros que ayudan, personas que han caído lo más bajo posible y personas, que, desde una situación mejor, ofrecen su solidaridad, su tiempo, su dinero y su trabajo en ayudar a quienes más lo necesitan. Son las dos caras de la crisis, las de una misma realidad. Moralmente, no se puede permanecer indiferentes ante esta situación acuciante para muchos.

Ante la crisis se puede huir, se puede negar, se puede esconder o disimular, se puede engañar o se puede afrontar. La Iglesia en España, siempre desde su labor callada y sin autobombo, sigue atendiendo a los pobres con el dinero que compartimos los cristianos. Entretanto, otros se echan cuentas de otro estilo: de cómo bajarse sus macrosueldos un
10%, de reducir el déficit del Estado con el 0,7 que voluntariamente dedican de sus impuestos a la Iglesia una tercera parte de los contribuyentes, de la modernización “a la última” de las ametralladoras, los cascos y las vestimentas de nuestros soldados en Afganistán, de rebajar las pensiones o de retirar el carácter retroactivo a la ya de por sí
lentísima aplicación de la Ley de Dependencia.

Bueno, cada cual a lo suyo. La Iglesia y Cáritas, a atender a los poberes y a promocionar a la mujer, a los parados, a rehabilitar toxicómanos, a pagar los alquileres o las facturas de luz a los que lo han perdido todo. Los demás, que se entretengan en lo que quieran, con tal
– eso sí- de que nos estorben lo menos posible y nos dejen hacer. Porque Cáritas ejerce también una cierta tarea de sensibilización y denuncia. Por ejemplo, en sus cuentas de resultados, podemos leer la siguiente frase: El dios-dinero ha desplazado a la persona del centro de la vida, y en su lugar se han puesto los intereses económicos, por lo que el dinero tiene más derechos que las personas”. ¿Tendrá esto algo que ver con la crisis actual?

Si quieres, puedes hacerte socio de Cáritas con una aportación trimestral, semestral o anual domiciliada en tu cuenta o colaborar puntualmente con tus donativos. También puedes ofrecerte como voluntario. Ambas fórmulas expresarán tu solidaridad en estos tiempos
difíciles para muchos. No vale quedarse quieto ni intentar escapar con el “sálvese quien pueda”. Algo hemos de hacer. Puedes contactar a través de www.caritas.es, o bien en la delegación de Cáritas de tu diócesis, o bien en tu parroquia más cercana.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

SOBRE CRISIS Y MEDIDAS, SIERVOS Y AMOS

La impotencia de Zapatero y su Gobierno para afrontar la crisis en España es pantente y manifiesta. Lo patético es cómo quiere encaminar la salida, apretándonos más ya no el cinturón, sino la garganta a españoles e inmigrantes, clases medias y bajas.

Cuando no se quiso reconocer que había una crisis, no se pusieron manos a la obra para prevenirla; gastaron sus esfuerzos en que sus medios informativos no hablasen de crisis sino de “desaceleración” porque el crecimiento de nuestra econocmía bajaba más y más pero aún daba cifras positivas. Cuando la tendencia se invirtió, se empezó a reconocer una crisis que, según ellos, tendría menor impacto que en el resto de la zona euro. Cuando el empleo comenzó a destruirse al ritmo de 10.000 puestos díaros y los autónomos de pequeñas y medianas empresas tuvieron que cerrar en masa, el zapaterismo reaccionó con echar mano a las arcas del Estado y a la política del subsidio, pero medidas cero para la creación de empleo. La última etapa de este via crucis hasta el momento es la aplicación de la medida de subir los impuestos. Más concretamente, de castigar el consumo y el ahorro. ¿El ahorro es un instrumento que tienen las clases medias para prevenir el futuro más próximo y tratar de mantenerse en pie? Pues se castiga con una retención que pasa del 18 al 21%. ¿El consumo es la única arma contra de deflación del 1% en que nos encontramos para favorecer el empleo? Pues se castiga también subiendo dos puntos el IVA (del 16 al 18%) y gravando en otros 15 céntimos la gasolina, lo que hará subir los precios de las mercancías y de los abastos de hortalizas, carnes y pescados, al subir el coste de los transportes. Y podemos sentirnos satisfechos al ver a la ministra de economía reconocer en público que la presión va a recaer sobre las clases medias porque son las clases que conforman el grueso de las aportaciones tributarias en nuestro país. ¡Bravíssimo, ministra!

Mirando hacia adentro, pues hombre, no van a congelar el sueldo de los funcionarios porque eso está mal visto ya que fue lo primero que hizo el PP cuando tuvo que afrontar una situación económica mucho más leve que ésta. Deciden, entonces, que les subirán un 0,3. Pero como la deflación es del -1%, resulta, realmente, una subida de 1,3%. Ya he visto a dos funcionarios estos días frotándose las manos al ver cómo aumenta su poder adquisitivo: con precios más bajos, su sueldo sube. En la otra cara de la moneda, está la bajada de sueldos. Varios amigos míos que antes de pasar por el paro cobraban 1.200-1.300 euros, después de dejar las listas del inaem sólo han encontrado trabajo por 800 ó 900. Y eso el que ha logrado encontrarlo.

El pequeño ahorrador que tiene un plazo fijo o una simple cuenta en el banco, cuando recibe los intereses recibe también una retención del 18%, que ahora va a ser del 21%. Ajo y agua. Porque, por lo que me he enterado estos días, existen unos fondos casi “benéficos” para el Estado, creados por Felipe González, para ciertos ahorradores con la intención de que no sean evadidos de España, y cuyas plusvalías sólo están gravadas al 1%. Y ésos no los han tocado. ¿Quién tiene acceso a esos fondos? Pues parece ser que no todos, sino los que ponen hasta ciertas cantidades que están al alcance de muy pocos.

¿Y el Impuesto sobre la renta? A los del partido gobernante se les llena la boca hablando de solidaridad, de cobertura social, de que pague más el que más tiene, de que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley. Bueno, parece ser que se callan algunas excepciones. Porque, según me he enterado también últimamente, los Diputados y Senadores no pagan IRPF; es decir, sus sueldos están libres de impuestos. ¿Solidaridad? No sé, pero a ver si empiezan por ellos mismos y nos anuncian que van a pagar lo que les corresponda según el baremo que nos aplican a los demás, pues, además, todos o casi todos los miembros del Gobierno pertenecen al Congreso de los Diputados. Y yo me oigo muchas veces eso de que hay que predicar con el ejemplo. Pero no sólo yo, sino también los demás. Y los que están con responsabilidades públicas, con mayor razón.

Hablando de responsabilidades públicas y solidaridad. ¿Saben ustedes que los señores funcionarios de un Estado que posee un sistema de Seguridad Social público –defectible, pero público- paga anualmente a cada uno de ellos un seguro social privado en el que les entra desde una consulta, pasando por una receta, hasta cualquier estancia en clínicas privadas incluidas las intervenciones quirúrgicas? No sé cuánto le costará eso al Estado, pero teniendo en cuenta el grandísimo número de funcionarios de nuestro país y las tarifas enormes de las compañías aseguradoras, debe ser una millonada de euros. Para ellos no hay listas de espera, ni doce horas en urgencias, ni tres meses esperando una intervención o un año para que te vea un especialista o para que te hagan una resonancia magnética. El privilegio es notable, ¿no? Pues ¿por qué no lo eliminan y dedican su gasto al gasto social de verdad?

En la parte contraria están los grupos más desfavorecidos. Si pensamos que Rajoy es peor que Lepin en cuestión de xenofobia, Cáritas acaba de denunciar un proyecto de ley que ha preparado el Gobierno del que se extrae la idea de que parte de la culpa de la crisis actual es de los inmigrantes, por haber venido aquí a trabajar, rebaja su dignidad como personas y criminaliza a los ilegales. Más de cien asociaciones han firmado ya un manifiesto en contra de esa ley.

En fin, Pilarín. Que así están las cosas y así se las hemos contado. Podemos oír un millón de veces las palabras bienestar social y solidaridad, pero nuestros gobernantes, más bien al contrario, están dejando muy claro quiénes son en esta sociedad los siervos y quiénes son los amos. Patético.

martes, 30 de septiembre de 2008

CRISIS, INMIGRACIÓN Y HUMANISMO CRISTIANO

Nos encontramos en unos momentos difíciles económica y socialmente
hablando. Según casi todos los analistas, la crisis económica podría durar
hasta tres años. Ya estamos viendo a qué velocidad se destruyen puestos de
trabajo. La cosa empezó con el sector de la construcción, pero ahora está ya
en la industria; las malas cosechas del final de la temporada han hecho
extensiva la pérdida de empleo también al sector primario, con el descenso que
conlleva en el índice de temporeros que recogen la uva y los últimos frutos de
la temporada estival.

Mientras las afiliaciones a la Seguridad Social decrecen y las cotizaciones de
los trabajadores se reducen proporcionalmente, aumenta el número de parados
y se prepara un momento difícil de convulsión social. Y en este mare magnum
del desempleo, hay ciertos grupos verdaderamente más vulnerables. Uno de
ellos es, sin duda, el de los inmigrantes. Tanto es así que la primera medida
que adoptó el Gobierno español para contrarrestar la crisis fue favorecer el
regreso de inmigrantes a sus países de origen. Pero, en muchos casos, la
crisis llueve sobre mojado. Y esto es así porque no hace sino agravar una crisis
que, para muchos, había comenzado ya tiempo antes ya que fueron los
primeros que perdieron su empleo. Y ahora se encuentran sin el trabajo y sin el
derecho al paro porque ya lo han agotado. Me refiero a miles de trabajadores
inmigrantes que son mano de obra no cualificada y vagan entre las
subcontratas y las empresas de trabajo temporal (ETT) con contratos de una
semana o de quince días. Y es que –no nos engañemos- no hay igualdad de
oportunidades para todos. Entre dos aspirantes a un mismo empleo, uno
nacional y otro extranjero, el inmigrante tiene todas las de perder. Nadie
confiesa ser racista, pero muchas veces se actúa con un racismo no declarado
aunque camuflado detrás de nuestros actos.

Seguro que muchas personas verán justificable que el extranjero no goce de
las mismas oportunidades que un trabajador nacional en paro. Mucha gente
piensa que “son antes los de aquí”. Y muchas personas sucumben a la lógica
del planteamiento. Pero se trata, en sí, de una idea que encierra una gran
perversión. Es tanto como decir que hay personas de primera y de segunda
categoría; que hay ciudadanos que merecen trabajar por encima de otros; que
todos no tenemos los mismos derechos porque todos no somos iguales; que
unos tienen derecho al menú y los otros, a las sobras; que preferimos un tipo
de personas sobre otras. Es, por tanto, una idea que consagra una
discriminación injusta que no considera iguales a todos los seres humanos.
El humanismo cristiano nos ayuda a centrar el tema. Éste considera a cada
ser humano un hijo de Dios, con la misma dignidad que todos sus semejantes.
La palabra “semejantes” expresa ya ese contenido de igualdad. Dios no
prefiere a unos hijos sobre otros; sí el amor humano, pero no el de Dios, que
nos considera a todos con el mismo amor porque Él mismo es el amor perfecto.

San Pablo escribe que, desde la fe en Jesús, ya no hay distinción entre
nacionalidades o entre razas: “Todos sois uno en Cristo Jesús”. Y escribe una
carta a Filemón en la que le devuelve a Onésimo, esclavo que le había
prestado a su servicio, en la que le pide que ya no lo considere como tal, sino
“como un hermano muy querido” (Fil 16). Eso tratándose de un esclavo, no de
un “semejante”. Por otra parte, si alguna preferencia tiene Dios por sus hijos es
por los más débiles e indefensos. La Iglesia, en su acción, ha tenido siempre
presente esa opción preferencial por los más pobres. Y el colectivo inmigrante
no cuenta ni con las personas ni con los recursos de apoyo con los que puede
contar un nacional. Así que sería deseable que ningún cristiano hiciera alarde
de pensar que los españoles tenemos preferencia sobre los inmigrantes para el
empelo y las oportunidades.