Ser cristiano es cosa seria. No es
un juego ni una frivolidad ni siquiera un modo de calmar la conciencia de los
propios remordimientos. Lo digo porque en la piedad popular se ven cosas muy
estrambóticas y surrealistas en torno al hecho religioso. Hay personas que no
tienen un mínimo sentir cristiano y que se enfundan un hábito en Semana Santa
para salir en una procesión con el caperuzo de penitente. Personas que atacan a
la Iglesia, que ofenden a Dios de forma sistemática y que pasan a besar un
Cristo. Gente que hace daño, mucho daño a los demás pero acude a una romería
como si tal cosa. Cierto es que solo Dios conoce el corazón y la conciencia de
cada uno, pero no es menos cierto que a Jesús lo entregaron con un beso. Y que
las obras de cada uno en el día a día muestran dónde estamos realmente.
Meditando esta Semana Santa en la Pasión del Señor Jesús, recordaba que los
mismos que lo condenaron a muerte se marcharon desde el Gólgota a toda prisa a
honrar a Dios porque era la hora de preparar la cena de su pascua. Se fueron a
dar culto a Dios cuando lo tenían con ellos y lo acababan de asesinar. ¿Acaso
pudo Dios recibir con agrado ese culto de manos manchadas? Desde luego que no. Y
es que una cosa es el lado superficial que mostramos y otra bien distinta puede
ser el mundo interior en el que vivimos. El culto son ritos externos, pero la
procesión, la procesión auténtica, debe ir por dentro. Si no es así, somos más
hipócritas que los fariseos y los saduceos de aquel Sanedrín. Pues eso.
Columnas y artículos de opinión por Juan Segura. Vídeos producidos por el autor. Reflexiones y meditaciones sobre el evangelio de los domingos.
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sábado, 18 de abril de 2015
martes, 16 de septiembre de 2014
CADA JUEVES SE EXPONEN LOS CORPORALES DE DAROCA
Desde que yo era pequeño, he
sentido devoción y veneración hacia los Sagrados Corporales de Daroca; al
fin y al cabo, la ciudad se encuentra cercana a mi pueblo natal. Ya de
pequeño me contaban que algunas personas iban allí a someterse a algún tipo
de exorcismo, o que los Corporales tenían la facultad de expulsar al Maligno
en algunas personas que se comportaban de formas extrañas y se creía que el
diablo vivía dentro de ellas. Creo, aunque lo digo sin tener datos, que ese
aspecto de la devoción a los Corporales ha caído en desuso. De mayor, comprendí que la presencia de los
Corporales era la presencia del Santísimo Sacramento. Recién ordenado
diácono, fuimos a Daroca de excursión con el grupo que participaba en las
tareas de la parroquia de Santa Isabel. El sacerdote que nos atendió, D.
Julián, cayó en la cuenta de que había recibido el diaconado en fechas
recientes y me invitó a exponerlo. Fue muy emotivo para mí, puesto que iba a
ser la primera vez que expusiera el Santísimo, y lo iba a hacer nada menos
que con los Corporales de Daroca. Más tarde, participé un año como sacerdote
el día de su fiesta y los acompañé en su procesión. Dese hace tiempo, procuro hacerles una
visita al año, normalmente coincidiendo con mis vacaciones. He estado por
estas fechas y me he sorprendido cuando, al entrar en la Basílica que los
alberga, me los he encontrado expuestos al público. Yo había elegido un
jueves para visitarlos; todos los jueves del año tienen en la Iglesia un
marcado carácter eucarístico en memoria de que la última cena de Jesús fue
el jueves de la primera Semana Santa.
En Daroca se refieren a los Corporales como "El Santísimo Misterio". Fue el 23 de febrero de 1239, cuando el Rey de Aragón, Jaime I, se encontraba en la empresa de la reconquista de Valencia. En esa jornada, Mosén Mateo celebraba misa para cinco capitanes (uno de ellos era de Daroca) y se vio interrumpida por el ataque de las tropas enemigas. Antes de la comunión, el sacerdote escondió el corporal con las seis hostias consagradas bajo unas piedras. Librada la batalla, los capitanes y su capellán fueron a recibir la comunión, cuando, al retirar las piedras, encontraron que las seis hostias se habían hecho uno con el tejido del corporal (ya no se podían soltar de él; estaban entre el tejido de la tela), siendo que cada una de ellas contenía una mancha de sangre. El Cuerpo y la Sangre del Señor, que eso es la Eucaristía, se habían manifestado en las especies consagradas de ese corporal. El 7 de marzo del mismo año 1239, los Corporales llegaban a Daroca sobre una burra que los portó desde la localidad de Luchente, donde tuvo lugar el prodigio. Y todo esto está atestiguado y debidamente formalizado con actas notariales cercanas al momento en que acaeció el milagro. En este año 2014 se ha cumplido el 775 aniversario de estos acontecimientos, que 25 años más tarde (750 aniversario), influirían en la insitución de la solemnidad del Corpus Christi en la Iglesia universal. En la Basílica daroncense se encuentra la bandera de las cuatro barras rojas, señal del Rey de Aragón, que Jaime I de Aragón portó en la Reconquista de Valencia.
Como siempre, fue para mi una gran confortación espiritual la de poder postrarme ente los Sagrados Corporales y meditar ante ellos en el misterio eucarístico. Solo que esta vez, fue con asombro y gran emoción al poderlos contemplar largamente sin haberlo esperado. Felicito al padre José por su iniciativa y espero que perdure en el tiempo como el momento de cada semana en que podemos ver con nuestros ojos y rezar ante los Corporales de Daroca.Deo gratias.
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