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sábado, 24 de noviembre de 2012

SENTENCIA JUDICIAL (2)


Transcurrido el plazo legal, no ha habido apelaciones a la sentencia del 20 de septiembre pasado, con lo cual, la sentencia es ya firme. Se me absuelve de todos los cargos por los que se me demandaba y acusaba y condena a los demandantes al pago de las costas del juicio. Teniendo en cuenta que mi representación jurídica se valora en torno a los doce mil euros, Arruga y Ortiz deben costearse sus representaciones respectivas y pagar cada uno la mitad de la mía. A ello hay que añadir los costes por desplazamientos y dietas. No resulta difícil hacer el cálculo de lo que les ha costado esta jugada. Llegar a esta resolución ha llevado más de un año. Como vemos, no es cualquier cosa interponer un juicio contra una persona. Es necesario saber bien lo que se hace, calibrar los daños, las costas y la posibilidad de tener razón o no. En este caso, la condena se había hecho ya con antelación; sin razonamientos, sin derecho de defensa, a la brava. Cuando resulta que todo era al revés de lo que hicieron parecer. Los que aparecían por verdaderos, falseaban la realidad y el que parecía tener ganas de revolver y de meter mal en el pueblo, resulta que tenía razón y decía la verdad. Con otras palabras, pero así lo dice la juez en la sentencia. Quien quiera puede leerla en www.elcantarodesicar.com.

Los objetivos que se marcaron ya entonces eran “sacarme” cien mil euros, lograr mi destierro y conseguir que el arzobispo de Zaragoza me suspenda de empleo y sueldo de por vida. Esto está dicho por boca de mis demandantes, yo no invento nada. Su gran victoria, no obstante, radica en que han conseguido expulsarme de mi iglesia, que es toda mi vida, y que no pueda celebrar la misa y los sacramentos en público en Cariñena. ¿Por qué? Se le puede preguntar al actual párroco de Cariñena, él puede explicarlo. No pude ni celebrar un funeral por mi primo Vicente, de Barcelona, fallecido recientemente. La otra gran victoria es hacer creer a no pocos que no soy honesto y que me movían intereses en contar mentiras. Eso gente que me ha visto siempre servir y trabajar por el pueblo. Y los actores, quizá si recapacitan, me vean habiendo celebrado algunos de los funerales de sus familiares o de sus más allegados, poniendo consuelo y esperanza en momentos muy difíciles, también para el que tiene que celebrar o pronunciar la homilía, complaciendo, incluso de corazón, alguna que otra petición de los familiares del difunto, o yendo a rezar a sus velatorios. Pero, así es la gente de mi pueblo. La que hay ahora. Hace treinta años eran mejores. Doy fe. 

No sería nada difícil "resarcirme" con otra demanda hacia ellos por los dislates en los que cayeron ambos en la sesión del cine Olympia del día 11 del 11 del 2011. Tengan en cuenta que no todos los que allí estaban aprobaban lo que vieron y oyeron y no sería complicado llamarlos a testificar. Si mis demandantes pidieron una indemnización de cincuenta y cuatro mil euros sin tener razón, ¿de cuánto más podría pedirla yo teniendo la razón y sufriendo los daños que me causaron? Hay que tener en cuenta, además, que, desde una función pública, se ha estado jugando con derechos sagrados en democracia como el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la libertad religiosa y al ejercicio libre del culto. Fácilmente, cualquier tribunal que comprendiese el tema se pondría de mi parte. Pues bien. Después de una profunda y serena meditación de estos extremos, renuncio a dar ese paso. Creo que se ha causado daño, pero no estoy yo dispuesto a hacer lo mismo que me han hecho y pagar con la misma moneda, aunque me sienta legitimado para ello. Es suficiente con el daño de uno, no con el de tres o el de cinco. Eso llevaría a una espiral que ahondaría aún más en la ya difícil situación en que estas personas han dejado la normal convivencia en Cariñena. Antes que lo que me resulte a mí como legítimo, está la moral cristiana y la vocación a la que he sido llamado y en la que vivo desde hace veintiséis años como una gracia del Señor. Él nos pide que perdonemos a los que nos ofenden, a los que nos insultan y calumnian. Nos pide también que recemos por ellos. Y eso es lo que hago. Los perdono de corazón y pido a Dios que sea indulgente con ellos. Es necesario perdonar al que nos ha ofendido para no caer en una espiral de respuestas y venganzas; también porque Dios no reniega de ellos y los ama de la misma manera que me ama a mí y con un amor igual; y, por último, porque hay que darles la ocasión de que se conviertan y para eso hay que rezar y ponerlos prioritariamente en nuestra oración. Tal como dice el evangelio que se proclamó en mi Ordenación Sacerdotal, "Ama más aquél a quien se le perdona más". Para que esto sea una realidad, es necesario que se sientan perdonados. Ya después sólo cabe esperar. Lo cual no quita para que yo deba protegerme de ellos mientras no se den muestras de ese cambio; al fin y al cabo, también Cristo nos enseñó a pedir “líbranos del mal”.

Dado en la ciudad de Cariñena, a 24 de noviembre de 2012, en la víspera de la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, junto al Santo Cristo de Santiago.

jueves, 18 de octubre de 2012

SENTENCIA JUDICIAL

El juzgado de Daroca me absuelve de las demandas presentadas contra mí por la publicación del artículo "Festival benéfico en Cariñena: ¿Verdadero o fiasco?" del 7 de noviembre de 2011 y carga las costas sobre los demandantes, Jesús Arruga y Sergio Ortiz

El 21 de septiembre se dio a conocer la sentencia de la juez de Daroca, en primera instancia, que me absuelve completamente de lo que Jesús Arruga y Sergio Ortiz me acusaron en sendas demandas contra mí como reacción al artículo publicado por mí el día 7 de noviembre pasado en mi blog y en la página web de la parroquia de Cariñena. La juez hace un exhaustivo análisis de mi texto y, aunque la sentencia es mucho más explícita, se podría resumir en dos ideas fundamentales:

1. Quien realiza una función o acto público se somete a las opiniones legítimas de los ciudadanos, cuya libertad de expresión no queda sometida a otros derechos por cualquier causa que no les caiga bien a los afectados.
2. Dado que la recaudación fue transferida desde las cuentas publicitadas a otra cuenta no anunciada al público y en la que son disponentes mancomunados mis demandantes, la información que doy en mi artículo es considerada veraz, por lo que no ha lugar a las acusaciones que se plantean. No obstante, la sentencia puede ser recurrida por quienes han perdido el juicio (por uno o por ambos), ante la Audiencia Provincial de Zaragoza.

En un auto aclaratorio expedido con posterioridad, su señoría explicita que las costas del juicio recaen sobre las partes demandantes. Cuando ha pasado casi un año desde los hechos, el daño está ya causado. El alboroto de la reacción de mis demandantes y la manipulación ante la opinión pública para desacreditarme les ha hecho caer a ellos en aquello mismo de que me han acusado a mí pero elevado a la enésima potencia, causando una lesión inestimable a mi imagen, mi crédito, mi honor y mi fama, siendo perfectamente conscientes de lo que hacían. Las sospechas y desconfianzas hacia mí, los insultos, las amenazas, las calumnias de muchas personas... ¿Donde quedan ahora? No cabía esperar otra sentencia diferente. La amplificación y exageración -fuera de quicio en muchos momentos- por parte de sus letrados respectivos en la vista, ahonda aún más en la comisión hacia mí de aquello que ellos mismos denunciaban. Sin duda estaban dirigidas a complacer los oídos de sus clientes en su sed insaciable de descalificar y humillar mi persona hasta el límite, algo que, en mi opinión está fuera de todo código deontológico en el ejercicio de una profesión. La sentencia les quita la razón y me la da a mí, pero, tras estos casi doce meses, ¿cómo reparar el daño causado? Y no solo por este proceso judicial, sino también por el acto en el cine Olympia, el “boca a boca” en el pueblo, el intento de recogida de firmas para ser suspendido del sacerdocio de por vida, la prohibición arbitraria –para la que no tiene competencias el alcalde- de poder celebrar la misa y los sacramentos en Cariñena mientras Ortiz presida el Ayuntamiento... Acusaciones hacia mí que se vertieron en la vista de búsqueda de protagonismo, de vanidad herida y hasta de querer meter la mano en la recaudación del festejo taurino o de ser el culpable de que la iglesia esté cerrada. ¡Cuando he estado cincuenta años al servicio de la iglesia de Cariñena, siempre dando y siempre poniendo; nunca quitando.Y jamás se me ha pillado en un renuncio de ningún tipo! Es ya imposible reparar tanto daño causado. Quedará ahí de por vida. Pero cada uno dará cuenta al Supremo Juez de sus propias responsabilidades.

Lo asumo como parte de la cruz que otros, injustamente, me han querido cargar, y la llevo junto a la del Maestro, intentando no condenar a los que me condenan, intentando llevarla con amor, rezando por los que me persiguen y calumnian y sabiendo –lo tengo muy claro- que sólo terminará en el Calvario, donde la vida se entrega como ofrenda, donde el Maligno cree que ha vencido, pero también donde la gloria se manifiesta en quien ha vivido la fe en Cristo. Siento muy cercanas esas palabras de la novena al Santo Cristo de Santiago, cuando se le pide “OS RUEGO ME CONCEDÁIS VIVIR Y MORIR ABRAZADO A VUESTRA CRUZ”. Así me lo está concediendo el Señor. Y eso es un don suyo.

En www.elcantarodesicar.com, expongo el texto de la sentencia para que pueda leerlo quien se interese por él, añadiendo que en un auto de fecha posterior, la misma jez carga las costas a quienes habían actuado contra mí. Asimismo, vuelvo a exponer el artículo que sólo durante 19 horas estuvo donde yo lo puse. Ahora, libre de toda sospecha o acusación, es un ejemplo más de la legitimidad de la libertad de expresión de las personas hacia una función o un acto público. Desde esta tribuna que es mi blog personal, y desde mi página web, doy las gracias a todos los que, en este largo tiempo, han sufrido conmigo y me han expresado su cercanía, cariño y comprensión.

En la bimilenaria ciudad de Zaragoza, junto al Pilar de la Virgen, a 18 de octubre, festividad de San Lucas evangelista, del año del Señor de 2012.