Aquí la situación política está estancada. 
Lo está aun sabiendo que la tardanza nos hace daño. La solución pasa por los 
pactos para investir a un Presidente que forme un Gobierno capaz de sacar 
adelante la XI legislatura. Sus señorías se pusieron de acuerdo el trece de 
enero para nombrar un presidente del Congreso de los Diputados y los componentes 
de la mesa de la institución. Eso fue posible mediante un pacto de los tres 
partidos más votados. Así, el socialista Patxi López resultó elegido en segunda 
votación con tan solo 130 votos a favor (PSOE y Ciudadanos) pero con la 
necesaria abstención de los diputados del PP, que ni siquiera presentaron 
canditato propio. Estos tres partidos tienen en común la defensa de la unidad de 
España, frente al desafío del Parlamento de Cataluña, el reconocimiento de que 
la soberanía del país reside en todo el pueblo español, nuestra vocación 
europeísta, la permanencia en la UE, en el euro y en la OTAN, la necesidad de la 
regeneración política frente a la corrupción, la reforma de la Constitución del 
78, la necesidad de una nueva ley electoral y la obligación de mantener el 
estado del bienestar. Lo más lógico sería que, tendiendo tan claro todo esto, 
hicieran lo mismo que para la mesa del Congreso: un acuerdo a tres, que sumaría 
230 diputados, lo cual no solo daría estabilidad a un nuevo Gobierno sino que 
favorecería las reformas que los tres ven tan necesarias. Pero los demás se 
encuentran con el frontón levantado por los socialdemócratas, que se niegan a 
hablar de cualquier tema con los populares. Azotados ambos partidos por la 
corrupción, el PSOE trata de aparecer como el adalid de la limpieza negándose a 
hablar con su rival político por la corrupción en el PP. Más razones le dan a 
Sánchez las veinticuatro detenciones de cargos del PP que la policía ha llevado 
a cabo en Valencia en las últimas horas por una supuesta trama de comisiones 
ilegales con las que se podría haber financiado el partido y alguna de sus 
campañas electorales. Por eso, Pedro Sánchez lleva semanas mirando a Podemos 
para ver si estos le darán sus votos en una posible sesión de investidura. Con 
lo que no contaba el líder socialista es que la semana pasada, después de ver a 
Felipe VI, el líder de Podemos se presentara en una rueda de prensa ofreciéndole 
a Pedro Sánchez un Gobierno de coalición en el que él mismo (Pablo Iglesias) 
fuera el Vicepresidente, y lo hizo rodeado por seis "futuros ministros" de casi 
todo. Sánchez, que le cogió con la guardia baja, le agradeció la propuesta y le 
tendió la mano a poderse entender entre las dos fuerzas. Esta coalición, a la 
que se sumarían los dos diputados de IU, no alcanzaría más allá de los 162, 
insuficiente, por tanto, para que prosperara. Pero el líder socialista se 
encuentra con el muro del comité federal de su partido, que se niega en rotundo 
a pactar con alguien que lleve en su programa el "derecho de autodeteminación" 
de las comunidades autónomas (Cataluña, Galicia, Valencia...), y tal es el caso 
de Podemos. Así que los mandamases del PSOE dicen que ni con PP ni con Podemos. 
Entonces, ¿favorecería el PSOE con su abstención en la investidura un Gobierno 
de PP y Ciudadanos? Pues dicen que tampoco; que otra de sus líneas rojas es no 
dejar que gobierne la derecha. A Sánchez le acaba de dar su partido una manzana 
envenenada y diré ahora por qué.
La situación actual empezará a resolverse 
el martes, cuando el Rey, tras escuchar a Sánchez y a Rajoy lance a uno de los 
dos hacia una sesión de investidura. En ese caso sabremos si el propuesto acepta 
sin saber del todo que vaya a tener los apoyos necesarios para ser innvestido 
Presidente del Gobierno. Y a ver qué pasa. O los socialestas vencen las 
reticencias a pactar con la derecha o se lanzan en brazos de Podemos con la 
esperanza de que tengan apoyos en las filas de los independentistas catalanes o 
en las filas de los pro-etarras de Bildu, con tal de llegar al palacio de la 
Moncloa, aunque sea para muy poco tiempo. Eso sería cualquier cosa menos 
patriota, pero... ¿quién sabe? Rajoy no se aventuará porque no ha habido cambio 
en las posturas de los demás partidos cuando fue propuesto por el Rey y declinó 
presentarse por falta de apoyos. Una posibilidad, aunque parece poco probable, 
sería que PP y PSOE se pusieran de acuerdo en investir al líder de Ciudadanos y 
sostener su Gobierno el tiempo que fuera posible; y si funcionaba bien, seguir 
toda la legislatura. No olvidemos que cualquier pacto de Gobierno deberá 
someterse a la mayoría absoluta del PP en el Senado para poder sacar leyes 
adelante y gobernar. Ahora puede parecer una solución descabellada, pero 
conforme pasan las horas, todo se puede ir abriendo. Esta sería una opción 
creativa y patriota, puesto que alejaría los miedos, daría una situación de 
gobernabilidad estable y no dejaría opción a los radicales de Podemos e 
independentistas. Sin embargo, si no es el propio Rey quien lo propone y lo 
consigue, parece difícil. Si no se da esa posibilidad, entonces nos aventuramos 
a una repetición de elecciones. Y eso no va a ser posible antes del verano. Con 
lo cual, tendríamos inestabilidad, incertidumbre, falta de financiación y de 
inversión para rato. Por eso habrá que tratar de evitarlo. Y aquí es donde viene 
la explicación a la manzana envenenada que su comité federal le ha dado hoy a 
Pedro Sánchez: le adelantan cogreso y primarias para mayo. Es decir, o hay 
Gobierno ahora, o puede se que Sánchez no sea el candidato socialista a las 
elecciones en verano. Sus guiños a Podemos desde las elecciones de diciembre, su 
aparente desprecio a las líneas rojas marcadas por su partido con respecto a los 
que llevan en su programa el derecho a la autodeteminación y además le imponen 
un ministerio de la plurinacionalidad, amén de las formas arrogantes exhibidas 
por los de Podemos que muchos consideran humillantes, han provocado una guerra 
interna dentro del PSOE; pero es una guerra en la que los escindidos son los que 
se han situado frente a Sánchez. ¿Es el líder del PSOE? ¿Morderá la manzana? 
Pues todo está por ver, puesto que en política todo es posible; lo que hoy 
parece inviable, mañana se materializa y lo que hoy parece hecho, mañana resulta 
que no ha salido. Lo único que es claro, a mi modo de ver, es que los españoles 
no queremos volver a las urnas; ya sentenciamos en diciembre que tienen que 
entenderse y eso es lo que debe pasar; todo lo demás es perjuicio para mi 
querida España, esta España mía, esta España nuestra.  
 
 
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