miércoles, 24 de agosto de 2016

FUERA DE AGENDA: ACCIDENTE INESPERADO

   No; ciertamente, no estaba previsto en mi agenda, pero a mediados de marzo pasado, una tarde, cuando volvía de bautizar en la Basílica del Pilar, en trayecto urbano, caí de la moto y acabé lesionado y malherido. Distintas fracturas, todas en el lado izquierdo, me condujeron a pasar hospitalizado toda la Semana Santa convaleciendo de una intervención quirúrgica de ocho horas de duración. La gente de mi Comunidad de Misa de 11 estableció turnos para que estuviera acompañado y otra persona ajena a la Comunidad me cuidaba por las noches. Dieciocho días después, tras recibir el alta hospitalaria, ingresé en la residencia de la Fundación Tobías, donde he permanecido durante casi cuatro meses, donde han cuidado de mí y me han atendido en todo cuanto necesitaba. Hace ahora un mes, regresé a mi domicilio, donde me encuentro, muy disminuido y con las lesiones aún sin curar. Me dijeron que tardaría un año en recuperarme y volver a hacer vida normal. 

   Yo había sufrido ya un accidente de tráfico cuando tenía veinte años, así que creía que, como la mayoría de los mortales no ha sufrido ninguno, yo tenía ya mi cupo cubierto. Me equivocaba. Y lo curioso es que soy superviviente dos veces de sendos accidentes graves. Cada uno de estos episodios supone una amalgama de vivencias y de experiencias, y es inevitable que una persona de fe se pregunte: ¿Qué es lo que Dios quiere de mí? Este interrogante lleva en mi cabeza desde el primer día hasta hoy, y ahora mismo no tengo la respuesta. Soledad, horas y días de reflexión, oración... no hay respuesta. Es verdad que Dios se toma su tiempo para las cosas, por eso, solo puedo decir que permanezco a la escucha, que estoy ahí observando, pensando, orando, reflexionando... a la escucha, en una palabra. Dios dirá; y dirá cuando él lo decida.

   Es fácil en este estado permanecer ocioso, pero yo estoy acostumbrado a trabajar y no sé hacer otra cosa. Por eso, me he incorporado ya a las tareas de la publicación DABAR. En cosa de un mes -ahora es tiempo de vacaciones para ellos- retomaré la normalidad con mi Comunidad. Estoy a la espera de resolver varias averías en mi equipo informático para retomar la publicación de las homilías y los vídeos dominicales, pero esas tareas de reparación ya van avanzadas y espero incorporarme ya en breve. Tú que me lees, si me conoces, si me aprecias y si aprecias mi trabajo, no te olvides de mí en tu oración. La necesito. Gracias.

   

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