Espectacular ha sido la visita
que S. S. Francisco ha hecho estos días a Tierra Santa. Tres días, los
mismos necesarios para resucitar. ¿Resucitó algo el Pontífice? Resucitó la
esperanza en pueblos que la tienen casi perdida. Resucitó el que se vieran
tratados con dignidad y cordialidad. Un encuentro ecuménico al mayor nivel
en la Basílica del Santo Sepulcro resucitó el espíritu del ecumenismo. El
Papa llegó a afirmar en público su disposición a revisar el modo de
presentar la misión del Obispo de Roma para favorecer la unidad de las
confesiones cristianas. Nunca la Iglesia Católica había llegado tan lejos.
No es de extrañar que los radicales fundamentalistas le consideren un
traidor de la fe católica, pero lo que dice y hace este hombre "de blanco"
se lo dicta el Espíritu de Dios. Trató a todos con respeto y con
cordialidad. Rezó en el muro palestino. Condenó el holocausto, advirtió que no se use el nombre de Dios
para atentar contra nadie; dijo a niños refugiados que la violencia no hace
la paz... Otro gran logro, esta vez mirando para casa, fue celebrar misa en
el Cenáculo en Jerusalén, pese a la controversia suscitada por los judíos ultraortodoxos, que consideran el hecho una profanación de un lugar sagrado para su fe por ser donde se encuentra (en otro nivel) la tumbra del rey David. Pero fue, sobre todo, la invitación que lanzó a
los presidentes palestino e israelí a rezar con él en El Vaticano por la
paz. Lo que significa que se encuentren y se vean entre ellos. Lo que puede
significar el desatasco de las conversaciones de paz. La idea de Francisco
se va a ver realizada a primeros de junio. Cabe esperar que pueda ser el
inicio de que cada parte reconozca las legítimas aspiraciones de la parte
contraria y llegue la estabilidad a todo Oriente MedioSegún ha manifestado el propio Pontífice, la razón principal de esta peregrinación era la conmemoración del cincuenta aniversario del histórico abrazo ente Pablo VI -católico, patriarca de occidente- y Atenágoras, patriarca ortodoxo oriental. Fue histórico porque era la primera vez que se encontraban en mil años ambos cabezas de iglesias cristianas. El espíritu del Concilio lo hizo posible. Fue también la primera ocasión en que un Papa viajaba fuera de las fronteras de Italia en la época contemporánea. Esta vez volvieron a abrazarse Francisco y Bartolomiu. En la imagen, tomada de elnuevodiario.com.ni, ambos besan la losa donde reposó el cuerpo muerto de Jesús tras ser bajado de la cruz. El viaje, de tan solo tres días de duración, ha sido una nueva ocasión para poder ver la gran humanidad que muestra el papa Francisco, que bien podría ser conocido como "el Papa de la misericordia". Escucha, comprende, tiende puentes, abraza, advierte... y no juzga ni condena. Puro espejo de la imagen de Dios.
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