Esperpéntico. Es el calificativo más acertado que encuentro para definir el hecho de que la mesa del Congreso de los Diputados (la Cámara Baja del Parlamento Español) haya admitido una proposición no de ley para reprobar a Benedicto XVI por sus palabras sobre el SIDA en la rueda de prensa que dio durante su vuelo a África en su reciente visita al continente negro. Ya el Parlamento belga se adelantó en reprobar al Papa. Ahora, España, quiere seguir su estela y deberá votar en el Parlamento tal moción, que fue presentada por un partido catalanista y votada a favor por diputados de todos los partidos de la mesa del Congreso. ¿Quieren que les diga a qué me recuerda esto? Pues, sencillamente, me recuerda al alboroto que en su día montara el sr. Alfonso Guerra, cuando, siendo Vicepresidente del Gobierno de González, pretendió que la Conferencia Episcopal Española “corrigiera” sus catecismos para retirar el aborto de las listas de crímenes contra el hombre. Ahora resulta que son ellos los que quieren definir cuál debe y cuál no debe ser la enseñanza de la Iglesia y los contenidos del Evangelio y de la moral cristiana. Eso sí, respaldados por sus votos y sus mayorías, pero demuestran que no les gustan los pensamientos plurales y pretenden imponer un pensamiento unívoco mientras acusan de totalitario al que disiente de sus planteamientos.
¿Quiénes son los Parlamentos para decidir cuándo vale y cuándo no vale la palabra del Papa? ¿Acaso alguien les ha nombrado jueces de tal función? Bien nos recuerda el refranero castellano aquello de “zapatero, a tus zapatos”. Pero, claro, quien no haya leído las declaraciones del Pontífice, podrán haberse hecho la idea falsa y manipulada que –una vez más- nos transmitieron los medios de comunicación españoles, que en su mayoría sabemos en manos de quién están. Así que reproduzco aquí literalmente los tres párrafos que Benedicto dedicó al tema del SIDA cuando fue preguntado en su rueda de prensa:
· No se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema
· La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humano que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren.
· La realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia Católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida, en los Camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos...
¿Quiénes son los Parlamentos para decidir cuándo vale y cuándo no vale la palabra del Papa? ¿Acaso alguien les ha nombrado jueces de tal función? Bien nos recuerda el refranero castellano aquello de “zapatero, a tus zapatos”. Pero, claro, quien no haya leído las declaraciones del Pontífice, podrán haberse hecho la idea falsa y manipulada que –una vez más- nos transmitieron los medios de comunicación españoles, que en su mayoría sabemos en manos de quién están. Así que reproduzco aquí literalmente los tres párrafos que Benedicto dedicó al tema del SIDA cuando fue preguntado en su rueda de prensa:
· No se puede superar el problema del Sida sólo con eslóganes publicitarios. Si no está el alma, si no se ayuda a los africanos, no se puede solucionar este flagelo sólo distribuyendo profilácticos: al contrario, existe el riesgo de aumentar el problema
· La solución puede encontrarse sólo en un doble empeño: el primero, una humanización de la sexualidad, es decir, una renovación espiritual y humano que traiga consigo una nueva forma de comportarse uno con el otro, y segundo, una verdadera amistad también y sobre todo hacia las personas que sufren, la disponibilidad incluso con sacrificios, con renuncias personales, a estar con los que sufren.
· La realidad más eficiente, más presente en el frente de la lucha contra el Sida es precisamente la Iglesia Católica, con sus movimientos, con sus diversas realidades. Pienso en la comunidad de San Egidio que hace tanto, visible e invisiblemente, en la lucha contra el Sida, en los Camilos, en todas las monjas que están a disposición de los enfermos...
Si se leen bien estas palabras, lo que hace en ellas el Papa es ir más allá del reparto de preservativos y de campañas con eslóganes publicitarios. El Papa pide un compromiso más hondo que abarque la educación sexual y la atención a los ya enfermos, tal como hacen las instituciones de la Iglesia. Es más, ni siquiera dice “no” al preservativo, sino “no sólo” al preservativo. No es lo mismo. Hay que reconocer dos cosas con respecto al reparto del látex, que es un gran negocio de intereses económicos y que no compromete a la sociedad en el tema. Se reparten y ya está hecho todo lo que podíamos hacer. Ésta viene siendo, más o menos, la práctica más normal. Su Santidad intenta implicar a la sociedad a un nivel más profundo y hacer un análisis menos simplista del tema. Educación y atención son actitudes difíciles de reprobar cuando se considera la dignidad del ser humano como tal y cuando está acorde con la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Por cierto, en cuanto a lo que la Iglesia propone acerca de la educación sexual, no anda lejos de una campaña que lanzó el Gobierno ugandés por los años 80. Edward Green, director del Proyecto de Investigación de Prevención del Sida, de Harvard, y experto, por tanto en esta materia, recuerda y defiende como único modelo eficaz que haya quedado demostrado hasta el momento, aquella campaña: “Quédate con tu pareja o sé fiel”. Allí donde las campañas se han centrado en la abstinencia y la fidelidad, las estadísticas hablan por sí solas: en el año 1991 la población estaba infectada en un 15%, 10 años después esa proporción se redujo al 4% y en los últimos 20 años Uganda es la única nación que ha reducido el Sida en un 75%, hecho reconocido por Naciones Unidas. No parece andar tan lejos, pues, el Papa de lo que se va revelando como una verdad y se aleja de los convencionalismos acusatorios.
El Papa Ratzinger, siendo un hombre humilde e intelectualmente mejor preparado que cualquier otro dirigente, está siendo vapuleado y zarandeado por los poderosos como nunca. Primero fue Ratisbona; más tarde, le negaron dar una conferencia en una universidad romana de fundación pontificia; ahora, las reprobaciones de los Parlamentos belga y español. Y todo, en nombre de los “pluralismos” y las “democracias”. Acontecimientos como estos demuestran, una vez más, que la peor crisis que tenemos encima no es sólo económica, sino, sobre todo, de valores, de conciencia, de moral y de sensatez. Aun siendo para los cristianos el Sumo Pontífice, todos sabemos y reconocemos que no existe solamente una manera cristiana de ver las cosas. Existen también otros puntos de vista; puntos que analizamos y respetamos, buscando en ellos, a menudo, las zonas de encuentro. Otros, sin embargo, imponen sus puntos de vista con intolerancia y reprobaciones. Un primer ministro europeo, con gran dosis de cinismo, les dice a quienes acaban de ver derrumbadas sus casas a causa de un terremoto y están alojados en tiendas de lona, que se lo tomen como unos días de camping; y no pasa nada. El mismo ínclito señor, alardeando de sexismo puro y duro, presenta una lista de vedettes sin ninguna experiencia política para las elecciones europeas, y tampoco pasa nada. Pero habla el Papa, y dan caña a diestro y siniestro. Son los cinco pies del gato o el mundo al revés. Menuda crisis.
Creo que el profiláctico no aumenta el problema, querido amigo. Es más lo disminuye. Yo aprendí la amistad, el amor y todo lo que dice el Papa. Pero ese amor que tuve, lo tuve con otro chico como yo. Si pasado el tiempo yo hubiera renunciado al uso de preservativo, al mantener mis cuidados, y a seguir siendo yo, probablemente hoy sería un positivo más. Como lo fue ese chico del que me enamoré. Hoy hace un año que el me dio la noticia, hoy sigo dando gracias a Dios, porque alguien inventara un preservativo. Un abrazo.
ResponderEliminarMe da la impresión de que nos conocemos ¿no? Lo que me escribes no tiene que ver con el tema de mi comentario, pero, como tienes mi dirección de mail, si quieres podemos hablar del uso de los preservativos, de las relaciones homosexuales, de la diferencia que hay entre lo que pasa en África y lo que pasa en el "Primer Mundo". Estoy seguro que te sorprenderá conocer mi postura personal ante estos temas. Un abrazo.
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