viernes, 24 de mayo de 2013

EL LAPAO Y LA CUATRIBARRADA

Nuestros vecinos los catalanes, que ahora se encuentran en una propuesta institucional para secesionarse del
estado español, se han molestado, y mucho, porque las Cortes de Aragón (que no son dependientes de Cataluña y que representan la soberanía de los aragoneses dentro del estado de España) han aprobado una Ley de Lenguas en las que reconoce el LAPAO como Lengua Aragonesa Propia de Aragón Occidental (acrónimo: LAPAO). El problema que ven nuestros vecinos es que quieren que a esa lengua se le llame simple y llanamante "catalán", sin matizaciones.

La cosa viene de que en algunas zonas de Huesca (al Norte) y de Teruel (al Sur) son bilingües; y, además de hablar el español (aquí le llaman "castellano" algunas veces) hablan lo que ellos denominan "el chapurriao". Esto es debido a la proximidad de los territorios oscenses a los catalanes, y los turolenses, además, a los valencianos. Ambos territorios son denominados como "la franja oriental de Aragón". Yo he vivido unos años con la gente de Teruel próxima a Valencia y Cataluña y -en serio- se enfadan si les dices que hablan catalán. No quieren ni por asomo oír decir que ellos hablan catalán. Lo afirman con rotundiad: "Aquí no hablamos catalán; hablamos chapurriao". Es más, yo he visto como lo llegan a hablar con cierto complejo. La cosideran una lengua de andar por casa, para hablarla en el pueblo y con la familia pero nada más. Yo siempre les decía que era una riqueza suya de la que debían sentirse orgullosos y que debían defender. Pero ellos decían que no; que el lenguaje culto es el castellano. Alguna vez hice algún conato de sondeo para celebrar un día una misa en chapurriao y no consentían de ninguna de las maneras. La misa es sagrada y celebrarla en chapurriao sería una falta de respeto a Dios para ellos, un uso indebido de una lengua que solo "sirve" para comunicarse entre ellos pero que no debe usarse para nada culto, oficial o sagrado.

La verdad es que la denominación de "LAPAO" es novedosa; un invento, vaya. Desconozco los motivos por los que la Ley de Lenguas de las Cortes de Aragón no han adoptado el nombre de "chapurriao" para denominar esa lengua, que es como la denominan quienes la hablan a diario. Se me ocurre que quizás puede ser para liberarla de esa connotación negativista que muchos expresan sobre ella. De lo que sí estoy seguro es de que si en la Ley apareciera como "catalan", la inmensa mayoría de esa buena gente se vería ofendida y exigiría, más pronto que tarde, que fuera llamada de otra manera. Quizás en eso, las Cortes aragonesas hayan acertado, adelantándose, pese al asombro de muchos.

Nuestros queridos amigos y vecinos de Cataluña han reaccionado pidiendo a las instituciones aragonesas que corrijan y lo llamen, sencillamente, catalán. Nosotros nos sentimos contentos de ser de Aragón, una tierra de interior, de secano, pobre y despoblada; con un paisaje agreste, con una población envejecida aunque con una gran ciudad, Zaragoza, que nos dicen que es ya la cuarta ciudad de España. También nos parece estupendo que ellos sean muchos, que tengan unas tierras fértiles que tiñen de verde sus paisajes, un importantísimo tejido industrial y de servicios, además de varios cientos de kilómetros de litoral. Nada que ver el nivel de vida comparado entre Cataluña y Aragón. Pero, algunas veces, no nos dejan ni ser pobres. Les gusta publicar mapas en los que incluyen municipios aragoneses dentro del territorio catalán; se niegan a devolver objetos de iglesias y retablos que la Santa Sede ha ordenado, en varias sentencias, que se devuelvan a las parroquias aragonesas de donde salieron; pretenden romper la gestión mancomunada de la cuenca del río Ebro para gestionar ellos solos el trazado sobre Cataluña y el delta; y, lo que peor nos sabe y tenemos que tragar con ello, es que se han apropiado de nuestra bandera y la llaman "bandera catalana" y "senyera". No me cabe ni siquiera imaginar que las instituciones aragonesas pudireran dirigirse a las catalanas exigiendo que, en todos los documentos oficiales, cambien la denominación de la bandera catalana por la de "bandera aragonesa" o "bandera de la Corona de Aragón" o, cuaando menos, la "cuatribarrada". Eso es lo que es en realidad.

La bandera de cuatro barras rojas sobre fondo dorado o amarillo era el Señal Real del Rey de Aragón (puede verse tanto de modo vertical como horizontal). Los condados catalanes se anexionaron al Reino de Aragón por el matrimonio del Conde de Barcelona con la Reina Petronila de Aragón. Él mantuvo su título de "Conde de Barcelona" pero no adquirió el de "Rey -ni siquiera consorte- de Aragón". Ostentó, sin embargo, el título de "Príncipe", desde lo cual se empezó a hablar del "Principado de Cataluña". El linaje real de la Casa de Aragón siguió reinando en el territorio anexionado. El rey Don Jaime I conquistó Mallorca y Valencia. No los anexionó a su reino, sino que los estableció como dos reinos más en los que reinaba el Rey de Aragón. Más adelante, hubo expansión por otras plazas del Mediterráneo. Todas ellas formaron la Corona de Aragón. Nunca existió lo que algunos se empeñan en llamar públicamente "la Corona catalano-aragonesa"; es, encillamente, una manipulación de la historia, barriendo para casa por parte de los catalanes. La constancia documental de la bandera del Rey de Aragón es de comienzos del siglo XII, con Alfonso II de Aragón, aunque venía usándose de antes. Su origen es incierto, pero la versión más probable es que sea concesión del papado, pues Sancho Ramírez (Sancho I de Aragón) viajó a Roma en 1068 para rendir vasallaje al Papa y consolidar, así, el reino de Aragón, que lo nombró su "portaestandarte". Curiosamente, los dos colores -oro y gules- eran entonces los colores pontificios. Así los podemos ver en la umbela de la Basílica de Daroca, como en otra que hay en Salamanca. Eran también los colores de más prestigio en heráldica . La bandera que vemos en la imgen es la que se conserva en Daroca y que portaba en rey don Jaime en la conquista de Valencia, en la primera mitad del siglo XIII. El Señal Real de la Corona de Aragón aparece también en el escudo de los Reyes Católicos, en el siglo XV, tanto como en el acutal escudo de España. El humanista aragonés Joaquín Costa alzó la voz defendiendo la bandera cuatribarrada cuando fue retirada del escudo nacional para poner la de la casa de Saboya en la dominación francesa, durante el siglo XIX. En estos momentos, las cuatro comunidades españolas que pertenecieron a la Corona de Aragón cuentan con la presencia de la cuatribarrada en sus banderas y escudos. Pero Cataluña se la apropia llamándola "catalana", y con esa denominación nos la está expropiando a todos los demás y, además, falta a la verdad. Antes de ser aragoneses, los catalanes fueron franceses. Ahora enarbolan la bandera aragonesa para reclamar independencia con respecto al resto de España, una bandera bajo la que no fueron independientes, sino aragoneses y, como tales, anexionados al reino de España. Si alzan la voz para reclamar que el "chapurriao" se llame "catalán" en Aragón, digan en voz alta que su bandera es la de la Corona de Aragón. O, al menos, oficialicen la que añade una estrella de cinco puntas y un triángulo a las barras. Rigurosamente hablando, esa sí que es catalana, pero no la que tienen como oficial, que es común a Aragón, Valencia y Baleares además de Cataluña.


1 comentario:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar