domingo, 21 de enero de 2018

FACEBOOK: CRISTIANISMO, TERRORISMO, PORNOGRAFÍA



Es agosto de 2017 y creo una cuenta en facebook como ; me ponen pegas porque no es mi nombre propio, pero aporto todos los datos personales y la aceptan. Comienzo a navegar y a conocer el cotarro. Suceden los atentados de Barcelona y Cambrils y en tres o cuatro entradas voy contando la crónica de los hechos en tiempo real y pongo un lazo negro. Suceden calamidades en el mundo y voy poniendo mensajes de esperanza. Van entrando seguidores y hacen fila: un día 40, otro día 80, otro 200. No mucha actividad hasta entonces. Algunos contactan por messenger y me piden opiniones y consejo; mantengo relación de ayuda con unas cuantas personas del mundo mundial. Sin duda, muchos de ellos identifican el nombre de Cleofás y contactan por eso.



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Se acercaba el Adviento y yo iba cogiendo experiencia en la red social. Me planteo comenzar en serio con una tarea de evangelización. Cada día grabo el evangelio que corresponde y lo subo; grabo en directo mis homilías y también las subo; voy colocando fotos del santo del día, citas de los salmos, citas de la primera lectura de la liturgia diaria y subo también mi vídeo habitual con la homilía de cada domingo. Llega la Navidad y seguimos parecido; descanso algún día, pero puede haber tres o cuatro entradas diarias: un evangelio de un minuto, una homilía de cinco y una cita que se lee al primer golpe de vista. No envío correos a nadie, no promociono nada, no pido a nadie que ponga un "me gusta", simplemente todo lo que pongo lo configuro como "público". Los seguidores van subiendo: 2.000, 3.000... al final de la Navidad eran 4.000. A mediados de enero, asomaban los 5.000 cuando me inhabilitan la cuenta. Pasan 24 horas y no recibo comunicación alguna; envío mi DNI; 48 horas, silencio y vuelvo a enviar mi DNI, al tercer día escribo un texto, lo convierto en imagen (solo te puedes comunicar con ellos enviando tres imágenes, pero no texto alguno). Me responden horas más tarde activando de nuevo mi cuenta y dándome instrucciones para que la convierta el página, puesto que el uso que hago de ella no es adecuado para una cuenta personal -me dicen-; es más propio de una empresa, de una marca comercial o de una persona que representa a otros.¡Ja! Me quedo perplejo por la observación pero creo la página para no desaparecer de ahí; pongo un aviso en mi perfil contando que se va a convertir en página y dando la dirección URL. Unas dos horas después me cierran todo.


Facebook está en su derecho de que entre en su casa la gente que ellos quieran y que se tengan que quedar fuera los que ellos no quieren dejar entrar. Está claro que lo que les molesta es la difusión en su casa del mensaje cristiano ¿o debería decir católico? Bueno, ellos están en un país de mayoría protestante y no cierran las cuentas que vierten su odio contra el Papa, lo insultan y lo descalifican. Son conniventes con esos autores, pero me cierran a mí. No paro de pensar que nos ponen al mismo nivel que la pornografía o la propaganda terrorista. ¡Fuera! ¡A la calle! ¡En mi casa, no! En fin, al menos sabemos dónde se posicionan y qué es lo que quieren.

La dirección de facebook es dirigista. No respeta lo que el usuario quiera hacer con su cuenta, le dicen cómo la tiene que gestionar y qué contenidos debe publicar; todo eso es contrario a las libertades que su país y el mío se honran en querer respetar. Y en eso ya lesionan los derechos de sus usuarios. Por otra parte, su hipocresía es grande, puesto que dejan cuentas abiertas a prestamistas, usureros, estafadores, traficantes, delincuentes, gente que contacta en busca de sexo, limosneros que te piden a la primera palabra que te dicen... A esos, facebook les presta su casa; a los que discuten vehementemente sobre religión y se faltan al respeto, a esos también les tiene la casa abierta. Y a un cura católico que no se mete con nadie, que no discute con nadie, que no molesta a nadie y que quien le sigue es porque se lo ha pedido previamente, a ese le cierran. Pero es que en poco tiempo se había hecho con 5.000. Pues ahora sé más sobre facebook de lo que sabía, mira tú por dónde.

Esta historia no es sino un episodio más de una persecución de guante blanco contra la Iglesia Católica y el mensaje de Cristo. Acostumbrados estamos, pues llevamos dos mil años en la Historia, sobreponiéndonos a persecuciones como las romanas, musulmanas o comunistas. Sufriremos. Nos iremos nosotros pero vendrán otros. ¿Y facebook? Se acabará, pero el mensaje cristiano continuará. Ahora es momento de levantarse, de buscar otros canales, de intentarlo de nuevo, de insistir a tiempo y a destiempo y sabiendo que el odio solo está en el corazón de ellos, no en el nuestro. 

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