se entera de la realidad de donde vive. Resulta que Benedicto XVI viene a
España y en la rueda de prensa que concede en el avión, se refiere a que hay
ahora en España “un anticlericalismo radical semejante al de la década de los
años treinta”. Y eso, que tantos llevamos años sufriendo en silencio, causa
que los protagonistas que lo originan lo nieguen o se rasguen las vestiduras.
Algún periódico publicaba lamentablemente como primera noticia de portada,
a varias columnas, “El Papa viene en son de guerra”.
Ahora sí; ahora es muy fácil agarrarse a la pederastia y a los casos de
pedofilia en sacerdotes para levantar con cierta razón la bandera anticlarical.
Pero esto no nace ahora. En España siempre han convivido mejor o peor las
dos facciones, en sus versiones moderadas y en sus versiones extremas: las de
los católicos a ultranza y la de los anticlericales a ultranza. Pero el ambiente
actual no nace de los casos de pederastia de los curas; nace de catorce años
consecutivos de los gobiernos de Felipe González, del consecuente cuasi
monopolio de los medios de comunicación y de los seis años, largos seis años,
del gobierno de Rodríguez Zapatero. Estos son los que han ido convirtiendo en
radicales a los anticlericales moderados. Ahora ya no los hay moderados; han
desaparecido. Ahora todos los que son lo son desde un radicalismo legítimo,
pero muy poco respetuoso y democrático. Y es que han conseguido llevar el
principio de laicidad al campo del laicismo. Y lo que pedía el Papa era,
precisamente, no un enfrentamiento, sino un diálogo entre laicidad y fe,
dentro, incluso, de una complementariedad necesaria para la sociedad. ¡Qué
calidad humana e intelectual la del Papa Ratzinger!
No desvelo ningún secreto si digo que proporcionalmente, conforme se va
difamando y desprestigiando a la Iglesia Católica en nuestro país, se va
favoreciendo el desarrollo y establecimiento del Islam. Bien, es revertir los
largos siglos de Reconquista y que sentaron las bases de la España moderna.
Una religión extiende el precepto de amar a todos, incluso a los enemigos, perdonando
las ofensas e injurias; la otra, propugna convetir al Islam a quien no es de él
o darle muerte para gloria de Dios.No es difícil adivinar hacia dónde nos conducen los acontecimientos actuales.
Que cada cual saque sus conclusiones.
Pero, miren ustedes. Lo que yo quería con este artículo era demostrar que el
Papa tenía razón en sus afirmaciones. ¿Han leído ustedes las leyes de la
Segunda República Española? La Constitución, por ejemplo. ¿Sabían que
llegaron a expulsar a órdenes religiosas enteras de España? No, no era por
pederastas, ni por corruptos, ni por malas personas; era sólo porque eran
religiosos y “no eran productivos”. ¿Sabían también que asesinaban curas,
violaban monjas e incendiaban iglesias, profanando los objetos de culto? Sí,
eso algunos creen que fue sólo durante la Guerra, pero durante la Guerra fue
la desbandada general. Estas cosas sucedían ya en tiempos de la República,
con la connivencia y complacencia del Gobierno. ¡Hombre -me dirán-, esto no
es lo que pasa ahora! Pues claro que no. Como que España se quedaría aislada
y expulsada de la UE inmediatamente porque dejaría de ser de facto un
estado de derecho. Por otra parte, ahora que hemos conocido los relatos que se
escribieron entonces por parte de testigos presenciales, estremece conocer el trato
de ensañamiento, torturas, vejaciones, incluso castraciones de obispos, que precedieron
a los fusilamientos de los mártires de la Guerra Civil española ("mártires de la peresución
religiosa en España durante el siglo XX" los llama oficialmente la Iglesia).
Verán. El Gobierno de Zapatero ha renunciado al proyecto que tenía de una
ley sobre libertad religiosa porque, con esto de la crisis, se ha quedado en el
Parlamento más solo de lo que ya estaba. Y quizás fuera una de las
condiciones impuestas por vascos y canarios para apoyar los presupuestos
generales y evitar, así, las elecciones anticipadas y, por ende, la caida en
picado de Zapatero y el fin de su vida política. Si ya gozamos de libertad
religiosa, ¿qué necesidad hay de una ley para regular la libertad religiosa? La
respuesta es que esa ley no puede ser sino para restringir la libertad que lleva
por título. ¿No recuerdan la proposición de ley del tripartito catalán para que
si un cura o un obispo quisiera celebrar una misa en una iglesia o catedral
tuviera que obtener el permiso del ayuntamiento? ¿Saben que existen
España asociaciones cuya existencia es única y exclusivamente la aplicación
del laicismo en la sociedad? Pretenden evitar que suenen canciones religiosas
por los altavoces de las iglesias, que toquemos las campanas a ciertas horas o
para llamar a misa, que las procesiones se hagan por el interior de los
templos. Es decir, que no quede ni rastro público de una manifestación
religiosa en la calle. Coincide con el deseo del Gobierno de encerrarnos en las
iglesias. Recuerdo al secretario de organización del PSOE, en la campaña
electoral de 2008, decirles a los obispos que sólo pueden hablar de política si
se presentan a las elecciones. ¡De risa; o de pena, según se mire! Bonito modo
de entender la libertad de expresión cuando no coincide con mi punto de
vista. Zapatero dramatizó un enfrentamiento con la Conferencia Episcopal,
que para él es como un grano molesto al que tiene que darle pomada de vez
en cuando porque no puede extirparlo, y acabó cenando en la casa del Nuncio Tagliaferri, mientras le
contaba a Gabilondo a micrófono “cerrado” en los estudios de la radio, que
iba a dramatizar porque crear tensión favorecía a su partido.
Nuestro Presidente, amigo de gestos elocuentes como permanecer sentado al
paso de la bandera de los Estados Unidos, ya le dio el plante al Papa en
Valencia. Pero esta vez, el día que el Papa venía a Santiago de Compostela,
viaja por sopresa a visitar a nuestros soldados en Afganistán. Elocuente
también su entrevista de cinco minutos con el Pontífice a su despedida en
Barcelona. Ni al Papa ni a los cristianos españoles nos hace ninguna falta su
presencia, pero nos gustaría un Presidente que fuera más responsable y que
supiera estar donde le corresponde en el momento que le corresponde. Al fin
y al cabo, nos representa a todos y representa al Estado español. Luego es
capaz, como buen ateo, de ir a dirigir una sesión de oración sólo para poder
coincidir con Obama. Qué cinismo el de nuestra segunda mayor autoridad.
Bueno, y para no alargar ya esto más, la guinda. Justo cuando el Papa se
marchaba, un diputado dijo en el Parlamento que la Iglesia Católica es “una
garrapata que le cuesta al Estado 6.000 millones de euros, justo lo que el
Gobierno pretende ahorrar”. O sea, nos llama parásitos y falta a la verdad.
Porque, con su acción social, la Iglesia paga los 50.000 millones que tendría
que desembolsar cada año el Gobierno para mantener la misma cobertura
social, Y eso con el dinero de los católicos, no con el de las arcas públicas.
Pero hay más. Mientras el Obispo de Roma hablaba en Santiago y en
Barcelona, había manifestaciones en su contra, con burlas, chanzas, parodias,
y pancartas. En una pancarta pude leer: “Papas sí, pero al horno”. Otra
pegaba un poco más fuerte: “Las iglesias iluminan... Cuando arden”. La agencia de noticias EFE
envió una nota a todos sus redactores ordenando que la palabra "Papa" la escribieses con letras
minúsculas.
Que cada uno juzgue si hay o no anticlericalismo radical y si esto se parece o no al
de la segunda República; salvando la distancias, claro. Precisamente, cuando
se dice que algo se parece a otra cosa, se afirma implícitamente que ambas se
diferencian. Pero negar lo evidente resulta es cosa sólo de necios... O de interesados.
EL CRISTIANISMO PURO es eterno y puede soportar los cambios de paradigmas que se dan en el devenir, el laicismo, la reforma luterana, la contrarreforma y los seísmos. Porque puede enfocarse de diversas maneras y enmarcarse en diferentes contextos, culturas, modelos y religiones; de todas maneras permanece inmutable. Debido a que la doctrina y la teoría de la trascendencia humana que Cristo ilustró y predicó, tiene un valor genérico y universal; por ello, pudo injertarse al judaísmo y mantenerse en el oscurantismo privado de la luz de la razón durante dos milenios, sin asfixiarse, cegarse o extinguirse. Y también puede enmarcase en el helenismo, el hinduismo, el budismo, el sufismo. Y crecer y desarrollarse en el ateismo, el desarrollo humano, el empirismo, el escepticismo, el humanismo, el misticismo, la nueva Era, la modernidad, la post modernidad, racionalismo, y el sincretismo. El reto es sacar el cristianismo del oscurantismo judío, a fin de que la trascendencia humana refleja en Cristo ilumine al mundo. http://www.scribd.com/doc/42618497/Imperativos-Que-Justifican-y-Exigen-Urgentemente-Un-Nuevo-Enfoque-Del-Cristianismo-a-Efecto-De-Afrontar-Con-Exito-La-Crisis-De-La-Modernidad
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