Ya lo dice el refrán: “Es de bien nacidos ser agradecidos”. Pero resulta, además,
una actitud muy saludable. El agradecimiento debe ser una actitud vital. En ella no sólo
hacemos justicia con los demás sino que nos vamos educando a nosotros mismos. Una
persona que encuentra motivos para ser agradecida es más objetiva en sus análisis y en
sus percepciones. Es, por tanto, más ecuánime. Siente su humildad, reconoce sus
limitaciones, cultiva buenos sentimientos hacia los demás y hacia sí misma.
El sentido del agradecimiento ayuda a contrarrestar los sentimientos de
autosuficiencia y de soberbia, nos ayuda a reconocer nuestras capacidades al tiempo que
nuestras lagunas y nos sitúa en una posición más favorable para relacionarnos con los
otros. También para relacionarnos con la naturaleza y nuestro entorno. Y -¿cómo no?-
para relacionarnos mejor con Dios. Muchas veces, el sentido del agradecimiento va de
la mano con un carácter optimista, pero no de un optimista ingenuo, sino del optimista
que afronta las dificultades con el ánimo de superarlas, con la esperanza y la confianza
de que sabrá salir de ellas.
El aspecto del optimismo sano se relaciona también directamente con la
capacidad para la felicidad. Al contrario de lo que mucha gente piensa, la felicidad no
depende en su gran medida de los factores externos, sino que depende, en buena parte,
de mi propia forma de entender y afrontar la realidad. El agradecimiento ayuda en
buena medida a ser feliz. Ser agradecidos aumenta las endorfinas y regula nuestros
niveles de serotonina, que químicamente, indican nuestro estado de felicidad. Así que
quien practica el agradecimiento vive más feliz, se encuentra más sereno en su interior y
es mejor considerado por los demás.
Es conveniente, pues, dar las gracias a menudo. La oración de cada día debería
tener un espacio para dar a Dios las gracias por tantas cosas, por tantos dones, que es
bueno ir enumerando. Así vamos siendo más conscientes de todo lo que recibimos sin
poderlo exigir, de todo cuanto se nos da y que no nos corresponde. Lo mismo hacia
nuestros semejantes. Dar las gracias nos ayuda a poder ver más claramente todo lo que
los demás hacen por nosotros. Gracias por leer este comentario.
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