miércoles, 17 de diciembre de 2014

PETER PROTAGONIZA UN CUENTO DE NAVIDAD REAL


Nigeriano; quinces años en Sevilla; Peter, de 35 de edad, sobrevive vendiendo pañuelos de papel en un semáforo y estudia medicina por las tardes. Encontró el otro día una cartera con tres mil euros en efectivo y otros quince mil en cheques... y la entregó en la policía. "Es lo que me ha enseñado mi padre", dijo con toda naturalidad. Porque, ¿qué es lo que enseñamos nosotros a nuestros hijos? Haríamos lo mismo. Y no estamos en sus condiciones, no. Él es de piel negra y, además, inmigrante. Cuántas veces le habrán despreciado, le habrán llamado "negro de mierda" o le habrán gritado "vete a tu puto país, que aquí nos quitáis el trabajo". Pero Peter ha hecho lo que debía, lo que era honesto y honrado, lo que le había enseñado su familia al educarlo. ¿Dónde vive Peter? ¿Qué come? ¿Padece pobreza energética? Todo da igual, Peter es así y no ha hecho nada por quedarse con un solo céntimo que no fuera suyo. Y eso que no le faltarían razones para aliviar su conciencia: su situación, enviar dinero a su familia, una buena comida, un invierno calentito... Pero tampoco, Peter no es un hombre ligero de cascos, ni un resentido, ni un vengativo. Peter es un ciudadano ejemplar que nos ha brindado un buen ejemplo y una bella historia de Navidad. La pena fue que el rácano que recuperó su dinero solo le diera cien euros como agradecimiento.

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