Me da pampurrias
cada vez que tengo que hablar de los mismos y situarme a la defensiva, pero si
lo tengo que hacer es porque hay ataques, y ataques injustificados y
antidemocráticos. ¡Ya es hora de que nos
dejen vivir en paz, de que nos
respeten y de que se entren en lo suyo y, simplemente, acepten la pluralidad democrática de nuestro país! Están en el
Gobierno, pues atacan a la Iglesia. No
están en el Gobierno, pues la atacan igualmente. Señores de las izquierdas
plurales, llámense como quieran: acepten
de una vez que hay un grueso importante de gente cristiana y católica en la
sociedad española, que sirve a esa misma sociedad y se ocupa de labores sociales insustituibles hoy por hoy y que
quiere centrarse en eso y sólo en eso. Dejen que esa gente tenga libertad de
conciencia, crea en lo que quiera creer y vote a quien quiera votar. Ya está
bien. Déjennos concentrarnos en lo que
nos queremos concentrar y dejen de actuar como el perro del hortelano, que
ni hace ni deja hacer.
Si no les
parecen justos o actuales los acuerdos del Estado Español con la
Santa Sede del año 79, pues lleven una
moción al Parlamento para actualizarlos y acaten el resultado de la votación.
Pero dejen ya de meter el dedo en el ojo
ajeno y de tocar las narices.
Pueden ustedes simpatizar con quienes quieran y no hacerlo con quienes no les salga, pero, al menos, déjennos hacer sin molestarnos. Si
Patético resulta
el razonamiento del secretario de organización cuando alega que si todos los
ciudadanos estamos haciendo un esfuerzo ante la crisis, que también lo haga la Iglesia. Pero ¿quiénes se han
creído que son? Si desde los ayuntamientos (también desde los suyos) nos están enviando diariamente a Cáritas a
toda la gente que ellos no pueden asistir, ¿con qué fuerza moral hablan así?
Cáritas ha multiplicado su acción en los últimos años porque se ha multiplicado
el número de personas que acuden a nuestra institución pidiendo ayuda, Ayuda
que sus instituciones públicas no garantizan y que asumimos los cristianos con
nuestras aportaciones. Porque ¿saben?: Proporcionalmente
al ascenso en el número de casos y de personas atendidas, han subido y se han
multiplicado los ingresos. De modo, que, a mayores necesidades, mayores
recursos económicos para remediarlos.
Lo mismo podemos decir de los comedores sociales de la Iglesia , de los centros de
acogida a transeúntes, de las ayudas a familias para el alquiler, la
alimentación, los servicios de luz y de agua... Ustedes quieren
transmitir que la Iglesia
vive apoltronada en su comodidad y se lava las manos ante la crisis. Y eso –lo
saben muy bien ustedes- es falso y calumnioso. Cualquier español de a pie que
hable con sus vecinos lo sabe.
Otro argumento
ya muy manido es el de los supuestos privilegios de la Iglesia. Nuestro privilegio son los pobres. Gracias a
que ciudadanos como nosotros creemos en lo que nos transmitió Jesús de Nazaret,
sabemos compartir y compartimos. Ése es
nuestro privilegio, algo que nos da mucha ventaja sobre ustedes, no les quepa
duda. ¿O los privilegios no son realmente los que tienen ustedes como
políticos: la no tributación de su sueldo; la máxima jubilación asegurada; un
sueldo como parlamentarios superior a los tres mil euros dietas aparte...? Y
podríamos seguir y seguir. No es de extrañar que algún alcalde de pequeñas
localidades aspirase a entrar en el Congreso en las últimas elecciones. No
hacen falta otras razones; con los privilegios que tienen, basta. Supriman ustedes los privilegios que les
afectan a ustedes como clase política y que les pongan al nivel de todos los
demás ciudadanos; después estarán en condiciones de hablarnos a los demás para
que hagamos lo mismo, si es que aún nos queda alguno. Mientras tanto, sólo
dicen palabras huecas, pura hipocresía que quiere quitar la paja del ojo ajeno
conservando la viga en el propio.
Como ciudadano
de a pie y con la que está cayendo, yo no entiendo por qué hay 23.000.000.000 para rescatar Bankia y no los hay para
rescatar a las familias. De eso deberían ocuparse y no de lo otro.
No me parece nada bien los ataques hacia la Iglesia, pero si que tengo que decir que personas como yo poco comprometidos con la Iglesia cuando oimos y vemos esos ataques, nuestra reacción es totalmente contraria a la que ellos esperan, y como dice el refran "de mi familia hablaré, pero no escucharé" ahora ni hablaré ni escucharé, y cuidadito con que nadie me la toque.
ResponderEliminarRosa Mari