miércoles, 30 de mayo de 2012

ALFREDO Y EL IBI. CRITICA, QUE ALGO QUEDA



Me da pampurrias cada vez que tengo que hablar de los mismos y situarme a la defensiva, pero si lo tengo que hacer es porque hay ataques, y ataques injustificados y antidemocráticos. ¡Ya es hora de que nos dejen vivir en paz, de que nos respeten y de que se entren en lo suyo y, simplemente, acepten la pluralidad democrática de nuestro país! Están en el Gobierno, pues atacan a la Iglesia. No están en el Gobierno, pues la atacan igualmente. Señores de las izquierdas plurales, llámense como quieran: acepten de una vez que hay un grueso importante de gente cristiana y católica en la sociedad española, que sirve a esa misma sociedad y se ocupa de labores sociales insustituibles hoy por hoy y que quiere centrarse en eso y sólo en eso. Dejen que esa gente tenga libertad de conciencia, crea en lo que quiera creer y vote a quien quiera votar. Ya está bien. Déjennos concentrarnos en lo que nos queremos concentrar y dejen de actuar como el perro del hortelano, que ni hace ni deja hacer.

Si no les parecen justos o actuales los acuerdos del Estado Español con la Santa Sede del año 79, pues lleven una moción al Parlamento para actualizarlos y acaten el resultado de la votación. Pero dejen ya de meter el dedo en el ojo ajeno y de tocar las narices.

La Iglesia española es la mayor ONG. del país. Según los propios datos que maneja, su acción social ahorra al Estado cuarenta mil millones de euros anuales. ¿Quién da más? Tan solo un euro de cada cuatro que invierte en la sociedad proviene de fuera (subvenciones, cuota del IRPF, activos financieros, etc.); los otros tres euros (75% del gasto) lo ponemos los propios fieles mediante donativos, colectas, cuotas de suscripción, legados, etc. ¿Les parece poca nuestra conciencia social y nuestra aportación a la sociedad española? ¿Puede decir su partido, sus juventudes, sus organismos que hacen siquiera algo parecido con su dinero y que benefician de forma siquiera aproximada a nuestra sociedad?


Pueden ustedes simpatizar con quienes quieran y no hacerlo con quienes no les salga, pero, al menos, déjennos hacer sin molestarnos. Si la Cruz Roja no paga I.B.I. por su aportación a la sociedad; si las ONG. tampoco lo hacen, ni partidos políticos, ni sindicatos, ni edificios públicos, ni embajadas, ni otras asociaciones sin ánimo de lucro (que no aportan ni parecido a lo que aporta la Iglesia a la sociedad española), ¿por qué la Iglesia quieren que lo pague? ¿No está pagando el I.B.I. y muchísimo más que el I.B.I. sin pagarlo?

Patético resulta el razonamiento del secretario de organización cuando alega que si todos los ciudadanos estamos haciendo un esfuerzo ante la crisis, que también lo haga la Iglesia. Pero ¿quiénes se han creído que son? Si desde los ayuntamientos (también desde los suyos) nos están enviando diariamente a Cáritas a toda la gente que ellos no pueden asistir, ¿con qué fuerza moral hablan así? Cáritas ha multiplicado su acción en los últimos años porque se ha multiplicado el número de personas que acuden a nuestra institución pidiendo ayuda, Ayuda que sus instituciones públicas no garantizan y que asumimos los cristianos con nuestras aportaciones. Porque ¿saben?: Proporcionalmente al ascenso en el número de casos y de personas atendidas, han subido y se han multiplicado los ingresos. De modo, que, a mayores necesidades, mayores recursos económicos para remediarlos.

Lo mismo podemos decir de los comedores sociales de la Iglesia, de los centros de acogida a transeúntes, de las ayudas a familias para el alquiler, la alimentación, los servicios de luz y de agua... Ustedes quieren transmitir que la Iglesia vive apoltronada en su comodidad y se lava las manos ante la crisis. Y eso –lo saben muy bien ustedes- es falso y calumnioso. Cualquier español de a pie que hable con sus vecinos lo sabe.

Otro argumento ya muy manido es el de los supuestos privilegios de la Iglesia. Nuestro privilegio son los pobres. Gracias a que ciudadanos como nosotros creemos en lo que nos transmitió Jesús de Nazaret, sabemos compartir y compartimos. Ése es nuestro privilegio, algo que nos da mucha ventaja sobre ustedes, no les quepa duda. ¿O los privilegios no son realmente los que tienen ustedes como políticos: la no tributación de su sueldo; la máxima jubilación asegurada; un sueldo como parlamentarios superior a los tres mil euros dietas aparte...? Y podríamos seguir y seguir. No es de extrañar que algún alcalde de pequeñas localidades aspirase a entrar en el Congreso en las últimas elecciones. No hacen falta otras razones; con los privilegios que tienen, basta. Supriman ustedes los privilegios que les afectan a ustedes como clase política y que les pongan al nivel de todos los demás ciudadanos; después estarán en condiciones de hablarnos a los demás para que hagamos lo mismo, si es que aún nos queda alguno. Mientras tanto, sólo dicen palabras huecas, pura hipocresía que quiere quitar la paja del ojo ajeno conservando la viga en el propio.

Como ciudadano de a pie y con la que está cayendo, yo no entiendo por qué hay 23.000.000.000 para rescatar Bankia y no los hay para rescatar a las familias. De eso deberían ocuparse y no de lo otro.

1 comentario:

  1. No me parece nada bien los ataques hacia la Iglesia, pero si que tengo que decir que personas como yo poco comprometidos con la Iglesia cuando oimos y vemos esos ataques, nuestra reacción es totalmente contraria a la que ellos esperan, y como dice el refran "de mi familia hablaré, pero no escucharé" ahora ni hablaré ni escucharé, y cuidadito con que nadie me la toque.
    Rosa Mari

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