viernes, 30 de noviembre de 2012

BIENVENIDA, PALESTINA

El pasado 29 de noviembre fue un día clave, un día histórico para la paz en Oriente Próximo. La Asamblea de la ONU recibió a Palestina como estado observador. Es el mismo status que tiene, por ejemplo, el Vaticano. De los 188 votos emitidos, sólo 9 fueron en contra, lo cual -no se confundan las interpretaciones- significa el deseo del mundo convertido en un clamor por la paz entre israelíes y palestinos. No puede ser que, a estas alturas, los territorios palestinos concedidos por Naciones Unidas al otorgar el estado de Israel continúen ocupados por las tropas de éste.

Señor, Netanyahu, primer ministro de Israel: Esto no es antisemitismo. El mundo reconoce su estado y su derecho a vivir en paz. Reconoce que Israel es víctima de atentados terroristas procedentes de los territorios palestinos y desea que ustedes y ellos puedan vivir en paz. Pero reconoce también los abusos sistemáticos de su estado sobre el pueblo árabe que es su vecino: sus muros, sus embargos, sus racionamientos, sus asesinatos selectivos, sus operaciones militares que matan niños... Esas acciones de su gobierno son tan ilegítimas como los atentados de Hamás. Repito: no es antisemitismo; ustedes tienen todo derecho a su estado, pero sus vecinos también lo tienen.

Señores de Hamás: No vuelvan a decir que su objetivo es hacer desaparecer el estado de Israel. Tiene derecho a su estado y a su tierra tal como lo tienen uestedes. Ustedes no son quiénes para decidir que los israelíes deben abandonar el territorio que, durante siglos, les fue negado. Dejen de cometer atentados. Abandonen la violencia y pongan una firme voluntad en querer convivir en paz dentro de la Tierra Santa. Alcancen un acuerdo sobre la ciudad de Jerusalén, vivan tranquilos en Gaza y Cisjordania y negocien con Israel y con Naciones Unidas su aspiración a abrir un corredor que una ambos territorios de manera que pueda ser una tierra única y no dos islas en medio de Israel.

¡Cuánto ganaría la paz mundial si se produjera esa convivencia respetuosa y pacífica entre ambos pueblos. Yaser Arafat pudo proclamar unilateralmente el estado palestino, y no lo hizo para no dañar la diplomacia. Ahora es el mundo el que lo declara. Sabemos que no pasa de ser algo simbólico y no práctico, pero es un primer paso para que todos reflexionen. Denle una oportunidad a la paz. Vuelvan a los acuerdos de Oslo, a la renunión de Madrid. Renuncien a la violencia y sean leales los unos para con los otros. Esto es lo que el mundo espera de todos ustedes. No le defrauden una vez más, pero, sobre todo, no se defrauden a ustedes mismos.

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